domingo, 30 de octubre de 2022

Historia de los Personajes Insignia de los Looney Tunes – Parte 6 de 7: BUGS BUNNY

Fandom: Looney Tunes
Nivel de conocimiento previo requerido: Bajo
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ORIGEN: LA HISTORIA DE HAPPY RABBIT

Cuando Porky Pig vio la luz del día, acabó arrancándole el puesto de personaje insignia a Beans.
Cuando el Pato Lucas vio la luz del día, acabó arrancándole el puesto a Porky.
Ahora era el turno de Lucas para que alguien le arrancara el puesto a él.

Era el año 1937. Las audiencias estadounidenses estaban encantadas por el condenado pato loco del corto “Porky’s Duck Hunt”. Schlesinger Studios notó esto, así que al mismo tiempo que se ordenó la creación de un corto de prueba para el pato, también surgió la idea de crear una tercera estrella. Después de todo, tener tres estrellas es mejor que dos: con eso hay mayor variedad de personajes con los cuales trabajar y crear historias distintas.

Benson Hardaway era un escritor de chistes, artista de storyboards y animador determinado a crear su propia estrella de Looney Tunes, así que basándose en Porky’s Duck Hunt, escribió el corto “Porky’s Hare Hunt”.

Benson Hardaway

Porky’s Hare Hunt nos retrata a Porky como un granjero que está teniendo problemas con una plaga de conejos que se come sus cosechas. La manada está liderada por un conejo blanco de rasgos levemente antropomórficos, que se encarga de proteger a sus congéneres mientras vuelve loco a Porky con sus ocurrencias. Este conejo se llama Happy Rabbit, y es el personaje que Hardaway quiere promocionar como la próxima estrella mayor de los Looney Tunes.

Happy Rabbit

Porky’s Hare Hunt se lanzó al público en abril de 1938, pocas semanas después del corto de prueba de Lucas, y como le fue bastante bien, se dio luz verde a que Happy Rabbit recibiera su propia prueba para confirmar su viabilidad.
Sin embargo, Hardaway no sería el encargado de crear el corto de prueba de Happy Rabbit; ese trabajo le sería encargado a Chuck Jones. De este modo, en marzo de 1939 fue liberado el corto “Prest-O Change-O”. En esta ocasión nos alejaríamos de la fórmula de “cazador vs presa”, pues ahora Happy Rabbit le causaría problemas a un par de cachorros callejeros en la casa de un mago.

Prest-O Change-O resultaría ser otro éxito superior al corto promedio, pero al mismo tiempo no le fue tan bien como a Porky’s Hare Hunt. Se intuía que a Happy Rabbit le hacía falta algo para obtener el mismo resultado sobresaliente que Lucas gozó desde sus orígenes, así que se intentó darle un rediseño para potenciar su unicidad.

Segundo diseño de Happy

El rediseñado Happy Rabbit haría su debut en el corto “Hare-um Scare-um”, en agosto de 1939. Aquí se retomaría la fórmula de “cazador vs presa”, y aunque esta vez el cazador no sería Porky, todo lo demás en el corto sería lo mismo de siempre en esta clase de historias, con el cazador siendo superado con las ocurrencias de Happy.

Hare-um Scare-um no fue ligeramente superior al LT promedio… fue PEOR que el LT promedio. Las audiencias vieron a esta versión del personaje como una versión molesta e irritante del Pato Lucas, quien como en esos años estaba teniendo la mejor etapa de su historia, era difícil de superar por cualquier otro personaje.
Hare-um Scare-um fue sucedido por “Elmer’s Candid Camera”, dirigido por Chuck Jones y lanzado al público en marzo de 1940. Hay tres cosas destacables en este cortometraje:

1.- El leve retoque al diseño de Happy.
2.- El debut del diseño del físico de Elmer Gruñón que conocemos hoy en día (aunque con otra ropa)
3.- El hecho de que este corto fue incluso MENOS EXITOSO que su predecesor.

Ahora quiero que piensen en esto: a Porky le tomó un año consolidarse como una estrella, y a Lucas también le tomó un año su consolidación. Para este punto, Happy Rabbit ya llevaba casi dos años en circulación y sus números estaban bajando en lugar de ascender.
¿Qué era lo que estaba matando a Happy? La respuesta es un poco larga.

¿POR QUÉ FRACASÓ HAPPY RABBIT?

Hay dos grandes culpables de que Happy jamás hubiese podido despegar como Hardaway deseaba. Comencemos con el motivo más sencillo de explicar: la dirección de Chuck Jones.

Si leyeron la parte anterior de esta serie de publicaciones, de seguro recordarán que Jones tenía un estilo de dirección distinto al de sus colegas: su prioridad era contar una historia, y los chistes quedaban en segundo plano.
Pues bien: Jones necesitó años para pulir su técnica de dirección y alcanzar el balance perfecto entre su pasión por las historias y el concepto de “ser gracioso”. Este director obtuvo su puesto en 1938, pero no fue hasta 1942 que finalmente le halló el truco, lo que significa que en esos cuatro años sus producciones fueron… no muy buenas.

En aquel entonces, Jones manejaba un ritmo lento y calmado en sus historias, lo que contrastaba fuertemente con lo que se supone que son los Looney Tunes: rápidos, frenéticos, locos, extravagantes y violentos. Como resultado, se podía decir que todo lo que Jones tocaba se volvía aburrido, letárgico o soporífero. Ni siquiera sus intentos de chistes funcionaban por ser tan lentos.
La mitad de los cortos de Happy Rabbit fueron dirigidos por Jones en su etapa de adaptación, y vaya que se puede notar que eso afectó su calidad.

El segundo culpable del fracaso de Happy es un problema similar al que Schlesinger Studios se enfrentó en su era con Buddy.

Les diré algunas cualidades de Happy Rabbit, asegurándome de mostrarles el punto al que quiero llegar.
1.- Happy tiene un tono de voz y acento peculiares (como Lucas).
2.- Happy también tiene una risa bastante única (como Lucas).
3.- Happy suele acompañar su risa con un brincoteo enérgico y loco (como Lucas).
4.- Happy suele mencionar con frecuencia lo loco que está, y hasta canta sobre ello (como Lucas).
5.- En más de una ocasión, las víctimas de Happy no hicieron nada para merecer su tortura (como con Lucas).

¿Entienden lo que intento decir?

Buddy sufrió en su época porque intentó ser como Bosko pero fracasó estrepitosamente. Ahora Happy estaba sufriendo porque estaba intentando ser como Lucas.
El fracaso de Buddy se debió a la incapacidad de sus escritores de crear algo gracioso. Si bien se puede decir que eso mismo estaba ocurriendo por el lado de las producciones de Chuck Jones, esta excusa no funciona para Benson Hardaway, quien recordemos que era un escritor de chistes.

Ahora voy a entrar en temas más profundos relacionados con la escritura y la caracterización de personajes. Espero que todos puedan entender lo que voy a decir.

En la parte anterior vimos cómo Lucas tuvo distintas personalidades según su director en turno. Quitando la de la Era Oscura, todas esas personalidades tuvieron éxito con su propio estilo: del incontrolable Lucas de Clampett al cínico Lucas de Jones. ¿Cuál es el secreto de este logro? ¿Qué hace que un personaje sea aceptado?

Hay dos claves: equilibrio y rol.

El equilibrio se refiere a que no se puede esperar que un personaje unidimensional sea del agrado de la gente.
Los humanos somos criaturas de emociones complejas, y por naturaleza tenemos la tendencia de disfrutar de aquello que se parezca a nosotros. Por ello, un personaje que no muestre más de un rasgo de personalidad no suele ser del agrado de las personas.

Todo personaje bueno debe tener al menos un rasgo negativo, y todo personaje malo debe tener al menos un rasgo positivo. Así se genera equilibrio. Así se crea un personaje con el que las audiencias puedan empatizar cuando menos un poco.

- Porky Pig es un personaje bueno con un rasgo negativo: su actitud bonachona es equilibrada por sus arranques de ira en situaciones estresantes.
- Lucas es un personaje malo con un rasgo positivo: el sufrimiento generado por su locura es equilibrado por el hecho de que nosotros sabemos que él no está consciente de lo que hace. Se podría decir que su inestabilidad mental justifica el dolor ajeno que causa.

Pero con Happy Rabbit… Happy es un personaje malo, pero no tiene rasgos positivos que lo equilibren.

Happy inició teniendo un equilibrio: en “Porky’s Hare Hunt” sus bromas pesadas eran justificadas por su deber de proteger a los otros conejos, y en “Prest-O Change-O” sus maldades injustificadas lo acaban llevando a la derrota en el final del corto. Recuerden: estos dos son los cortos de Happy que sí tuvieron éxito.
Pero en “Hare-um Scare-um” y “Elmer’s Candid Camera”, Happy no suele perder, ni hace actos bondadosos, ni tiene momentos de verdadera debilidad o dolor. Esa falta de equilibrio lo vuelve desagradable.

Ahora pasemos al rol.

Supongamos que quieres hacer un personaje sin equilibrio a propósito: un héroe sin defectos o un monstruo sin bondad. Está bien crear un personaje así… siempre y cuando le des un rol adecuado.
- Un ser bondadoso sin una pizca de maldad o defectos puede ser una grandiosa divinidad, o un héroe legendario y admirado.
- Un ser malvado sin una pizca de bondad puede ser un villano terrible, o una bestia apocalíptica e indomable.

Si creas a un personaje bondadoso a más no poder y le das el rol de “villano”, el espectador será incapaz de entender qué está sucediendo y no logrará disfrutar tu obra. Lo mismo ocurrirá si creas un personaje malvado a más no poder e intentas darle el rol de “héroe”.

Ya vimos que Happy Rabbit es un personaje malicioso y falto de equilibrio. Si hubiera sido puesto en el rol antagónico, el público lo hubiese aceptado sin problema alguno. Pero no: Happy era quien llevaba el rol protagónico. ¿Y qué clase de actos llevaba este supuesto “protagonista”? Atacar a un hombre hospitalizado, jugarle bromas pesadas a un par de perros callejeros, y humillar a un pacífico fotógrafo de vida silvestre. ¿Es esa la clase de cosas que haría un buen protagonista?

Happy Rabbit es un intento muy mal ejecutado de copiar al Pato Lucas. Se enfoca tanto en la locura y en las bromas pesadas que pierde de vista el resto de detalles menores que volvieron al pato una sensación.

Si Schlesinger Studios deseaba hacer de este personaje una nueva estrella, era necesario hacerle cambios mayores. Un simple rediseño físico no sería suficiente. Era hora de pasarle este caso al mejor trabajador del estudio.

REDENCIÓN: EL NACIMIENTO DE BUGS BUNNY

Para este punto de la historia, Tex Avery se había ganado una muy alta reputación dentro de Schlesinger Studios. Siendo el artista más experimental en el equipo, el director del primer corto coprotagonizado por Porky, y el creador de Lucas, se podía decir que si Avery no podía darle nueva vida a algo, entonces nadie podría.
Leon Schlesinger determinó que Happy Rabbit tendría una última oportunidad para probar su valor como protagonista, esta vez con un corto dirigido por Avery. Si Avery también fracasaba, Happy Rabbit sería enviado al pozo del olvido junto a Buddy y Beans.

El primer paso sería darle a Happy un diseño menos lindo y que diera un aire más atrevido: ojos más delgados para darle una mirada más pícara, silueta corporal más esbelta para transmitir adultez/madurez, cola menos esponjosa para reducir el factor tierno… en fin, una lista de cambios que por sí solos ya le dieran personalidad propia al conejo.

Hoja de modelo del personaje. Para quienes no lo sepan, una hoja de modelo es una guía de diseño con la que los animadores se aseguran de que dibujarán bien a sus personajes.

Ahora tocaba la parte más compleja: la personalidad.

Happy no podría funcionar si se mantenía en la misma línea que el Pato Lucas. Si el conejo y el pato se parecían demasiado, las comparaciones causarían mucho daño a ambos personajes.
Por ello, Avery se decantó por darle un nuevo giro al conejo de Benson Hardaway: si la idea era hacer un personaje con la capacidad de burlar a sus enemigos con facilidad, no hay problema. Sólo había que encontrar una forma de burlar a los enemigos de Happy sin involucrar una locura desbordante.

El resultado final fue una actitud relajada, confiada y pasiva, un gran contraste al salvaje Lucas.

La nueva personalidad del conejo de Hardaway mantiene su faceta bromista y perspicaz, pero reemplaza su locura por un carisma excepcional. El personaje es un experto en el uso de las palabras para lograr que sus adversarios hagan lo que él desee.
En una palabra, la mejor forma de definir al nuevo conejo de Hardaway es “control”. Control sobre sí mismo, control sobre sus adversarios, control sobre su entorno, y control sobre el conflicto que está por ocurrir.

Con una nueva actitud y un nuevo diseño planificados para el conejo, Tex Avery se puso manos a la obra para crear el cortometraje “A Wild Hare”, que fue lanzado al público en julio de 1940. ¿El resultado final? UN ÉXITO SIN PRECEDENTES. “A Wild Hare” fue más exitoso que todos los cortos anteriores de Happy Rabbit juntos, y la demanda por el regreso del personaje fue mucho mayor que la demanda de Lucas en sus comienzos. Tex Avery había dado en el clavo.

Sólo quedaba un pequeñísimo detalle: la modificación de Avery al conejo de Hardaway había sido tan grande que, siendo honestos, pocos podían decir que este era el mismo personaje.
Happy Rabbit era muy distinto al nuevo conejo, y si la renovación del personaje iba a ser tomada en serio, también era necesario renovar el nombre.

Buscando opciones para nombres nuevos, Leon Schesinger se encontró con la hoja del modelo de personaje de Happy. En ella, el personaje estaba nombrado como “Bugs’ Bunny”/“el conejito de Bugs”, siendo que “Bugs” era el apodo de Benson Hardaway.

Bug” es una palabra en inglés que puede traducirse a “molestia”, “fastidio” o “volver loco”; y recordemos que Hardaway era un escritor de chistes. El apodo de “Bugs”/“Fastidios” se debía a que su especialidad era crear chistes que involucraran a un personaje irritando al otro (lo que queda más que solidificado con la actitud de Happy).

A pesar de que Tex Avery fue quien le dio nueva vida al personaje, técnicamente su auténtico creador era Benson “Bugs” Hardaway, así que no había problema si se le seguía llamando “el conejito de Bugs”. Además, la palabra “Bugs” significa justamente lo que el personaje hace: molestar, fastidiar y volver loco a su rival a través de su elocuente astucia.
Todo encajaba a la perfección. Así, quedó decidido sin lugar a dudas que el nombre definitivo de la nueva estrella de los Looney Tunes sería “Bugs Bunny”.

DESCRIPCIÓN DEL PERSONAJE

Bugs Bunny es descrito como un conejo gris antropomórfico, aunque su diseño parece representar más bien a un híbrido de conejo y liebre.

Similar a Buddy, Porky y Lucas, Bugs tuvo un puñado de diseños diferentes durante sus 24 años de vigencia. Ojo: ya no estoy hablando del paso de Happy Rabbit a Bugs Bunny. Estoy hablando sólo de Bugs Bunny.
Tal y como pasó con Lucas, las variantes de diseño de Bugs son demasiado minuciosas como para enlistarlas por separado. Cada director dibujaba al conejo a su modo, así que en vez de mostrar las cuatro o cinco variantes físicas de Bugs Bunny, sólo mostraré las dos más reconocidas: la variante original…

…y la de 1943 y años posteriores.


Explicar quién es Bugs Bunny es más complejo de lo que podría parecer. Detrás de la idea básica de “Bugs engaña con astucia a sus rivales”, hay un trasfondo gigante.

Bugs Bunny porta el puesto número uno en la lista de “Los 50 Más Grandiosos Personajes Animados de Todos los Tiempos”, una hazaña que sólo pudo ser lograda combinando los talentos de varios directores en una mezcla perfecta.
Ya hemos visto que Porky nació en una época en la que los directores de Schlesinger Studios apenas estaban descubriendo sus propios estilos. También vimos que Lucas desarrolló varias personalidades que se adaptaban al director en turno, cuando ellos ya habían descubierto aquello que mejor sabían hacer. Pues bien: si Porky representó la adaptación y Lucas la diversidad, Bugs representa la unión.
Bugs Bunny no tiene una personalidad por cada director: él toma un poco de cada director y lo asimila en una personalidad única, versátil y bastante pulida. Vayamos por partes.

Iniciemos con Tex Avery: el hombre que transformó a Happy Rabbit en Bugs Bunny. De él no hay mucho que decir salvo lo ya mencionado en la sección del origen del personaje: Avery fue quien creó la base de lo que conocemos de Bugs Bunny. De él fue la idea de volverlo un personaje que combate al agresor con astucia en lugar de fuerza bruta.

Para continuar con el siguiente director, en este punto ya tenemos muy en claro quién es Bob Clampett y cuál es su estilo: alocado, creativo a más no poder, salvaje, y lleno de movimiento y acción.
Bugs Bunny no es particularmente el personaje más agitado que hay, y de hecho Clampett solía trabajar más con Lucas que con Bugs incluso después de que el conejo se volvió el centro de atención. Sin embargo, eso no significa que Clampett no haya aportado nada al moldear a Bugs; y de hecho Clampett fue de los directores más importantes en este proceso debido a que él estuvo presente en el nacimiento de esta nueva estrella.

Lo que Bob Clampett le donó a Bugs Bunny es su descaro y agresividad.

Todos sabemos que Bugs tiene miles de tácticas para sacar de quicio a sus rivales, ¿pero qué tan lejos pueden llegar esas tácticas? La respuesta de Clampett: si es necesario enterrar vivo a alguien, será enterrado vivo con una carcajada. Si Bugs Bunny desea herirte, no dudes que te herirá. Si su deseo es burlarse de ti, no dudes que dejará tu autoestima por los suelos. Y si desea que te suicides… bueno, digamos que esa clase de escenas están censuradas por un motivo.

Para nuestro siguiente director, tenemos a Friz Freleng. Siendo el más veterano y experimentado de los directores en Schlesinger Studios y habiendo desarrollado sus talentos en los primeros años de la animación sonora, Freleng tenía un excelente sentido del ritmo y la sincronía. Su habilidad como director también era notoria debido a su talento para basarse en cualquier concepto posible y aún así no dejar de crear cortometrajes frescos y divertidos.

Por su habilidad con el ritmo y con los recursos temáticos, lo que Friz Freleng le donó a Bugs Bunny fue la definición de su entorno ideal.

Rivales como Elmer Gruñón y Sam Bigotes fueron creados por Freleng. Cortometrajes altamente exitosos de Bugs (como “Little Red Riding Rabbit”, “A Hare Grows in Manhattan”, “Bugs Bunny Rides Again”, “Rhapsody Rabbit”, “Ballot Box Bunny”, “Show Biz Bugs”, o “Knighty Knight Bugs”) también fueron creación suya, con varios de ellos teniendo en común un uso magistral de la música y/o siendo nominados para diversos premios.
Es difícil explicarlo, pero se podría decir que Friz Freleng tenía con Bugs Bunny la misma química que Clampett tenía con Lucas: Freleng sabía por instinto qué funcionaba y qué no funcionaba con Bugs, dónde colocarlo, qué aventuras darle, y un largo etcétera.

Ahora pasemos al próximo director. Retomando los temas hablados con Lucas, sabemos que Robert McKimson tenía un estilo más enfocado en la comedia de personajes bromistas.

Así, Robert McKimson le donó a Bugs Bunny su lado bromista, pillo y travieso.

Ojo: no hay que confundir el aporte de Bob Clampett con el de Robert McKimson. Clampett tenía un estilo abiertamente salvaje y dañino, mientras que McKimson refleja más el humor puro e inocente que hay en un bromista que sólo desea pasar un buen rato sin afectar a alguien más de la cuenta.
Como dato extra: Robert McKimson fue el encargado de producir el cortometraje por el décimo aniversario de Bugs Bunny, y también produjo el último corto del personaje.

Por último, hablemos de Chuck Jones. Supongo que ya no es necesario repetir la especial filosofía de trabajo que Jones usaba, así que pasemos a su trabajo con el conejo.
Junto a Freleng, Jones puede ser considerado como el director más influyente a la hora de definir la personalidad de Bugs. Su visión de “la historia va primero” hacía que el desarrollo de personalidad y reglas de estructuración fueran de primera necesidad en sus trabajos, y considerando que Bugs estaba tomando el rol del personaje insignia más importante en Schlesinger Studios, Jones se aseguró de que ese rol fuese llenado de la forma más espectacular posible.

Por eso, lo que Chuck Jones le donó a Bugs Bunny fue su código moral.

Tal vez Bugs sea un bromista que de vez en cuando se pasa de la raya, pero eso no significa que no tenga moral o estándares. Al mismo tiempo, el que Bugs tenga moral o estándares no significa que sea un ángel sin defectos. Bugs está tan consciente de su posición como estrella de cortometrajes que no teme presumirlo ante la audiencia y mostrar arrogancia ante sus rivales. Y aunque su código moral le dice que él nunca debe ser quien inicie un conflicto, también le dice que no se puede dar el lujo de perder… a menos que el guion le indique lo contrario (recuerden: Bugs sabe que es un personaje animado).

Ahora unamos las piezas: la base creada por Tex Avery sobre un personaje astuto y carismático, más el descaro y la agresividad por Bob Clampett, más el entorno y el ambiente ideales por Friz Freleng, más el lado bromista y travieso por Robert McKimson, más la autoconsciencia y el código moral por Chuck Jones.
Vuelvan a leer esa lista de “ingredientes” e intenten negarme que todos ellos son perceptibles en Bugs Bunny.

Ahí está la fórmula ganadora: es la mezcla de los dones de los grandes maestros de los Looney Tunes lo que vuelve a Bugs Bunny la estrella animada perfecta. Bugs Bunny no le perteneció a nadie en particular, pero al mismo tiempo les perteneció a todos. Cada director que llegaba al estudio ponía su granito de arena, y tras marcharse, su aporte no era olvidado. Por eso digo que Bugs Bunny representa la unión: porque al unir todos los aportes, nació la estrella definitiva de estos cortometrajes.

¿Y saben qué? Todavía nos quedan otros dos grandes artistas que mencionar y que dejaron un pedacito de sí mismos en el conejo.

Iniciemos con el eminente Carl William Stalling: el compositor más reconocido de los LT.

Similar a Friz Freleng, Carl Stalling es reconocido como uno de los trabajadores más experimentados en el equipo de los LT. ¿Puedes recordar las melodías que sonaban al inicio de cada corto? ¿O la asombrosa banda sonora que acompañaba cada momento? Pues resulta que la mayoría de esas melodías fueron compuestas o arregladas por Stalling.
El aporte directo que Carl Stalling hizo a Bugs Bunny fue, como no podría ser de otro modo, la composición de su propio tema musical, con todo y letra. La melodía se titula “What’s up, doc?”/“¿Qué hay de nuevo, viejo?”; aquí les dejo el link para que la escuchen en su versión con letra.

Ahora pasemos a alguien de quien ya he hablado antes: el inigualable Melvin Jerome “Mel” Blanc, un comediante nato apodado “el hombre de las 1,000 voces” por motivos más que suficientes.

Exceptuando unos diez personajes, Mel era el actor de voz de todas las estrellas de los Looney Tunes. Porky, Lucas, Bugs, Claudio, Silvestre, Piolín, Sam, Pepe, Speedy… piensa en cualquier personaje masculino que haya existido entre 1937 y 1964, y te aseguro que al menos el 95% de ellos recibió su voz por parte de Mel Blanc.
En el caso de Bugs Bunny, el acento particular que Blanc le dotó nació de la idea de que sus dientes frontales tan grandes deberían volverse un impedimento para pronunciar ciertos sonidos. Además de su impedimento en el habla por sus dientes de conejo, Bugs también tiene un marcado acento neoyorquino.

Blanc también puede añadirse a la lista de personas con mayor conexión espiritual a Bugs Bunny. Como prueba, una anécdota que involucra a Blanc y al conejo es la siguiente:

En enero de 1961, Blanc fue víctima de un MUY fuerte accidente automovilístico que lo dejó con heridas casi fatales, incluyendo entre ellas una fractura craneal triple.
El actor de voz quedó en coma.

Ahora bien: cuando alguien queda en coma, es usual que sus doctores y cuidadores intenten despertarlo llamándolo suavemente por su nombre. Es una forma sencilla de intentar reactivar la consciencia del paciente en coma: hablarle para que él intente responder.
Durante dos semanas, doctores y cuidadores llamaban al actor de voz diciéndole “Señor Blanc”, “Melvin” o “Mel”, pero no había respuesta. Entonces, uno de los doctores se enteró de la profesión de su paciente comatoso y decidió tratar algo nuevo: empezó a llamarlo diciéndole “Bugs”. Con eso, Blanc despertó y respondió con voz débil, pero con un acento bastante familiar, “¿Qué hay de nuevo, viejo?”. Después de este suceso, Blanc siempre era despertado de comas menores llamándolo bajo el nombre de “Bugs” (para quien no lo sepa, un coma mayor siempre es seguido de comas cada vez menores hasta que el cerebro logra recuperarse). Cada vez que un amigo, pariente cercano o colega del trabajo se presentaba a visitarlo, Blanc no sólo respondía con la icónica frase del conejo, sino que conversaba con su voz.

Mel Blanc tuvo que permanecer en el hospital durante un total de 70 días debido a los cuidados intensivos necesarios para su recuperación. Incluso tras salir del hospital, Blanc tuvo que permanecer en reposo en su hogar durante siete meses más. Durante su tiempo incapacitado, se sugirió que otro actor de voz reemplazara a Blanc en la producción, pero la idea nunca fue aprobada. ¿Por qué? Porque simplemente nadie podía aceptar que alguien reemplazara a Blanc en el rol de Bugs (o de cualquier otro personaje suyo). Su voz ya se había vuelto inseparable de la esencia de los LT, y buscarle un reemplazo de seguro hubiese herido sus sentimientos. ¿Entonces qué se hizo durante todo ese tiempo para continuar la producción de los cortos? Mel Blanc decidió seguir haciendo su trabajo incluso estando bajo cuidados intensivos.

Mel Blanc grabando sus líneas en casa mientras está en recuperación

ESTRUCTURA ARGUMENTAL

Del mismo modo en que es difícil describir a Bugs debido a su complejidad y profundidad, tampoco es tarea sencilla encontrar un patrón en sus cortometrajes. El conejo fue un personaje activo durante 24 años (26 si contamos su etapa como Happy Rabbit), y participó en un gran total de 184 cortometrajes clásicos: casi un quinto de todos los LT y MM que existen. Con semejante galería de apariciones, ya se imaginarán por qué es difícil encontrar patrones en sus cortos: la variedad es demasiada.

Por eso, he decidido tomar un camino alterno con el cual comprenderemos qué guía el actuar del conejo en sus cortos. En vez de hablar de arquetipos, hablaremos de frases características.

“Eh, what’s up, doc?” / “Eh, ¿qué hay de nuevo, viejo?”

De lejos, la frase más icónica en la historia de los Looney Tunes. Este es el primer dialogo que Bugs dijo tras abandonar la identidad de Happy Rabbit; y sin duda alguna, es la que grabó sobre piedra la dirección entera del personaje.

La historia de la frase “¿Qué hay de nuevo, viejo?” es bastante curiosa.
Todo comienza en el corto “A Wild Hare”, que como ya vimos antes, es el primero de Bugs (dejando atrás a Happy). Este corto fue dirigido por Fred “Tex” Avery; pues bien, el apodo de “Tex” se debe a que Avery era texano. En su tierra natal, la frase “¿Qué hay de nuevo, viejo?” no era más que un simple saludo casual que cualquiera le podía dar a un buen amigo. Realmente la frase no era más que eso: un saludo.

Sin embargo, lo que volvió tan famosa la frase no fue la frase en sí, sino que fue su contexto.

Si hacemos memoria, recordaremos que Bugs Bunny fue un pionero en el género del protagonista “listillo” en un mundo inundado de protagonistas locos o bonachones.
Así que imagina esto: estás en una sala de cine de 1940 viendo por primera vez el corto “A Wild Hare”. Vez a Elmer con rifle en mano y diciéndole a la audiencia que está cazando conejos. Elmer encuentra huellas de conejo, y tras seguirlas, llega a un agujero de conejo. Tras presenciar al conejo arruinando una trampa y su rifle sin necesidad de salir del agujero, Elmer se molesta y se pone a cavar en un intento de sacar a su blanco con sus propias manos. La cámara se mueve para dejar ver un segundo agujero al lado del primero, y de ese agujero sale un conejo gris.

Como espectador, lo que esperas que pase es que el conejo ponga una cara de miedo al ver al cazador, pero… el conejo luce entusiasmado. Eso no es normal…
En este punto, supones que el conejo va a aprovechar la distracción de Elmer para atacarlo por sorpresa. De seguro le dará una patada o lanzará un grito para asustarlo… ¿verdad? Pues no. El conejo llama la atención del cazador de forma casi amable, golpeándolo suavemente en la cabeza. Es aquí donde tú y otros espectadores empiezan a captar lo que está sucediendo: el conejo no sólo no tiene miedo. Es un sinvergüenza que aparentemente no tiene instinto de supervivencia.

El conejo muerde su zanahoria como presumiéndolo. Se nota que le da igual tener en frente a un cazador de conejos. Y para colmo, Elmer no parece darse cuenta de que tiene a su presa a menos de dos metros de distancia. Los espectadores ya empiezan a hallarle la gracia al asunto.

Y ahí, el conejo pronuncia la frase:

“¿Qué hay de nuevo, viejo?

En este punto los espectadores sueltan las carcajadas. Esta podría ser la primera vez que ven a un personaje enfrentándose a un peligro mortal de semejante manera, y la verdad, no está nada mal.

De este modo, queda claro que la magia del “¿Qué hay de nuevo, viejo?no es la frase en sí, sino el contexto en el que se usa.
Bugs suele decir este diálogo cuando una situación obviamente riesgosa se está desarrollando frente a sus ojos, dando a entender que son pocas las cosas que pueden hacerlo sentirse amenazado de verdad. Ante Bugs, todo problema es un obstáculo menor que podrá ser superado siempre y cuando tenga información suficiente sobre lo que está ocurriendo. Su pregunta no es para saludar. Es para determinar cómo proceder ante la aventura que se le aproxima.

Tex Avery explicaría el fenómeno de esta frase con sus propias palabras:
‘¿Qué hay de nuevo, viejo?’ es algo bastante simple. Sólo es gracioso porque está en cierta situación. Era sólo una frase más de Bugs Bunny. No era graciosa.
Si lo pusieras en términos humanos: una noche llegas tarde a casa del trabajo, caminas a la puerta principal, atraviesas la puerta y avanzas a la habitación frontal, la puerta está entreabierta y hay un sujeto disparando en tu sala de estar. ¿Qué es lo que haces? Si tienes algo de cordura, corres; lo mínimo que puedes hacer es llamar a la policía.
¿Pero qué tal si te acercas al sujeto, le tocas el hombro, lo miras y le preguntas ‘qué hay de nuevo, viejo’? Te interesa lo que está haciendo. Eso es ridículo. Eso no es lo que dices en un momento así. Por eso es divertido, creo yo.
En otras palabras, es hacer una pregunta perfectamente legítima en medio de una situación perfectamente ilógica.

“He don’t know me very well, do he?” / “Él no me conoce muy bien, ¿verdad?”

Una frase inicialmente usada en los cortos del salvaje Bob Clampett y que luego se expandió al resto de los directores. Esta oración normalmente es utilizada por Bugs cuando está de humor para molestar a alguien que ha hecho poco o nada para ganarse la tortura que está por venírsele encima.

Supongamos que un día el conejo amanece con ganas de gastarle jugarretas a alguien. En cuanto encuentra a una víctima adecuada, Bugs comienza haciendo pequeñas bromas inocentes. La víctima no tarda en entender que el conejo busca problemas, y le pide que lo deje en paz de una manera al menos un poco agresiva para luego marcharse.
En este momento Bugs, viendo que su blanco ha tenido una reacción ante sus provocaciones, suelta la frase “Él no me conoce muy bien, ¿verdad?”, señalando que sus pequeñas bromas inocentes están por convertirse en una tormenta de malas pasadas.

De este modo, la frase de “Él no me conoce muy bien, ¿verdad?” marca el inicio de un cortometraje en el que Bugs demostrará por qué es el rey de los LT. Tras estas palabras, el espectador está listo para presenciar a la estrella de Warner Bros. Cartoons divirtiéndose sin el más mínimo nivel de empatía.

“Ain’t I a stinker?” / “¿No soy terrible?”

Esta frase se podría considerar la contraparte de la frase anterior. Mientras que “Él no me conoce muy bien” es usada para arrancar la trama de un corto, “¿No soy terrible?” es utilizada para cerrarlo.

Bugs suele soltar esta frase una vez que su adversario ha sido vencido por completo y ha aceptado su derrota. Una muestra de su confianza y falta de caridad, el conejo dice esta oración con orgullo y satisfacción, admirando la escena frente suyo como la muestra de otro trabajo bien hecho. La pregunta siempre es dirigida al espectador con una sonrisa, lo que una vez más se recalca la autoconsciencia de Bugs como un dibujo animado junto a su conocimiento de que nosotros (la audiencia) disfrutamos de sus actos.

Al final, Bugs es un actor que hará de todo con tal de entretenernos… y si puede entretenerse a sí mismo en el proceso, pues entonces no importa si sus actos son terribles para sus víctimas.

“Of course you realize this means war…” / “Supongo que te das cuenta de que esto significa guerra…”

Bugs Bunny puede llegar a ser algo cruel sin motivo alguno, pero lo cierto es que esos momentos de malicia pura son muy pocos. La mayor parte del tiempo, Bugs es sólo un sujeto común y corriente intentando vivir su vida sin causarle problemas a nadie. Por desgracia, el resto del mundo no siempre es tan pacífico como el conejo.

A veces, Bugs se encuentra simplemente limpiando su casa-agujero, descansando en un árbol o tomando un baño cuando de repente alguien arruina la calma del momento. Intentando no tomar decisiones precipitadas, el conejo le pregunta al causante del alboroto “¿Qué hay de nuevo?” e intenta resolver el problema a base del diálogo, como cualquier ser civilizado lo haría… Pero si el alborotador no muestra señales de querer cooperar, y por el contrario agrede con mayor intensidad al conejo, éste no dudará en contraatacar.
Si el rival no quiere arreglar las cosas por las buenas, entonces será por las malas

Curiosamente, esta frase de hecho fue usada por primera vez cuando Bugs todavía era Happy Rabbit.

Happy declarándole la guerra a Porky en Porky’s Hare Hunt
Tras el paso de Happy a Bugs, el “Supongo que te das cuenta de que esto significa guerra…” quedó en el olvido… hasta que Chuck Jones revivió la idea debido a su filosofía de “crear personajes con personalidad”.
La idea de que el conejo sea quien responda al ataque (y no quien inicie el ataque) está ligada fuertemente a esta frase y al estilo de escritura de Jones, y con el tiempo se volvió una de las reglas más importantes a seguir a la hora de definir quién es Bugs Bunny. Cabe destacar que, a pesar de que Bugs declara la guerra para contraatacar una agresión, muchas veces hace la declaración con una sonrisa, indicando que ya desde este momento está empezando a disfrutar la idea de darle una lección a su agresor.

Otra curiosidad: la creación de esta frase no se le adjudica a Bugs Bunny ni a Happy Rabbit. En realidad, la frase fue usada por primera vez por Groucho Marx, un actor del Siglo XX considerado como uno de los comediantes más importantes e influyentes en la historia.
En aquel entonces era muy común que los Looney Tunes usaran rasgos icónicos (como frases, gestos o acciones) de aquellas celebridades que estuviesen de moda, pero como al final los LT resultaron ser tan exitosos, esos rasgos copiados sobrevivieron al paso del tiempo mientras que sus usuarios originales no. Así, hoy en día casi todo el mundo cree que frases como “Supongo que te das cuenta de que esto significa guerra…” fueron creadas por Schlesinger Studios, cuando en realidad lo único que ellos hicieron fue referenciar a los creadores originales.

“I knew I shoulda taken that left turn at Albuquerque…” / “Sabía que debí haber dado vuelta a la izquierda en Albuquerque…”

Uno de los tropos más comunes en los cortos de Bugs es ponerlo en cualquier lugar que pueda ser fuente de chistes, y en más de una ocasión, el modo de explicar el que el personaje esté en un área lejana a su hogar se resume a una palabra: vacaciones.
Siendo un conejo, Bugs suele viajar de un lugar a otro por medio de túneles subterráneos… pero por desgracia parece que nunca se asoma a la superficie mientras viaja para asegurarse de que va por el camino correcto. Así, Bugs puede acabar en España cuando su objetivo era un festival de zanahorias en California, o en medio del Sahara cuando su idea era llegar a las playas de Miami. Tras unos segundos, nuestro protagonista se da cuenta de que no se encuentra precisamente en donde lo había planeado, y haciendo un recuento mental de su trayecto, piensa que de seguro olvidó dar la vuelta en Albuquerque.

Si bien podría parecer que la frase no acarrea ninguna importancia, la verdad es que sí muestra uno de los aspectos más destacables de Bugs: del mismo modo en que él suele ser un tipo casual y calmado, cualquier incidente suele ser tratado de forma casual y calmada. En vez de alarmarse o preocuparse como cualquier persona lo haría al extraviarse en un continente nuevo, Bugs se lo toma con tranquilidad e intenta descubrir qué salió mal. Incluso cuando su alrededor está lleno de caos por algún suceso ocurriendo en ese momento, Bugs sólo se queda ahí repasando su camino o preguntándole al ser más cercano si sabe cómo ir a su destino original. Y si algún pobre ingenuo intenta aprovecharse del conejo en su momento de extravío, ya sabemos cuál será su recompensa. Tras lidiar con el pequeño estorbo, Bugs volverá a lo suyo y corregirá su ruta para llegar a donde había planeado, justo como si nada hubiera pasado.

“Hehehe! What a maroon!” / “¡Je, je, je! ¡Qué imbécil!”

Esta frase tiene muchísimas variaciones, pero en todas, la idea es la misma: no sólo estás perdiendo contra Bugs Bunny, sino que también estás recibiendo sus burlas.

Cuando un oponente se enfrenta a Bugs por primera vez, hay dos posturas que dicho oponente suele tomar tras las primeras humillaciones: o toma una actitud más cautelosa para intentar ser más inteligente (cosa que casi nunca funciona), o duplica su agresión en un intento de abrumar al conejo. Parece que Bugs tiene cierto aprecio por quienes intentan combatirlo con inteligencia, porque si el oponente toma la segunda postura, lo más seguro es que acabe siendo llamado “imbécil”, “bufón”, “inocente”, y un largo etcétera.

Incluso en ocasiones en las que el rival intenta jugar con astucia, siempre existe una pequeña posibilidad de que Bugs use la frase “¡Qué imbécil!” cuando siente que el intento de astucia enemiga es demasiado pobre.

Y es que Bugs no sólo es un tipo listo, sino que también es arrogante a más no poder. Decir que Bugs Bunny es un descarado se queda corto: él sabe que es el protagonista, sabe que los guionistas están de su lado, y sabe que nada malo le pasará mientras el control de la situación esté en sus manos.

Ya vimos que Bugs siempre intenta estar bien informado de lo que está pasando a sus alrededores, también vimos que tiene una frase para iniciar su contrataque y otra para cerrarlo. Pues bien: “¡Je, je, je! ¡Qué imbécil!” es la oración que sale cuando el conejo ya ha entendido todo y sabe al 100% que podrá ganar. Esta frase señala que Bugs sabe de pies a cabeza qué puedes hacer y también está preparado para ello. Teniendo bien en claro que la victoria será suya, Bugs ya no tiene motivos para portarse amigable y contener su arrogancia.

“Even I can be wrong sometimes…” / “Incluso yo puedo equivocarme de vez en cuando…”

Cuando hablábamos de Happy Rabbit, mencioné la importancia del equilibrio si se desea crear un personaje que el público disfrute. Hasta ahora sólo hemos visto cualidades de Bugs que lo vuelven invulnerable a todo: intelecto, altruismo, tranquilidad, confianza… Ahora toca ahondar en el rasgo que equilibra al personaje: Bugs podrá ser inteligente, pero no siempre es el más inteligente. De vez en cuando, la arrogancia del conejo nubla su juicio, lo que suele traer una de dos consecuencias: o muerde más de lo que puede masticar, o subestima a un rival.

Para ejemplificar la primera consecuencia, tomemos el corto de 1949 “Rebel Rabbit”. Aquí, Bugs se entera de que la recompensa por atrapar un conejo es de dos centavos, en comparación de la recompensa de 75 dólares por atrapar un oso. Cuando un miembro de la Comisión Americana de Deportes le dice que el costo tan bajo de los conejos se debe a que ellos “no son destructivos ni molestos para el hombre”, Bugs lo toma como si le estuviesen diciendo que los conejos no valen nada y promete que eso no será lo último que verán de él. Así, el conejo se pasa el resto del corto cometiendo toda clase de actos pillos (como rellenar el Gran Cañón o cerrar el paso del agua en las Cataratas del Niagara) a través de todo Estados Unidos, haciendo que la recompensa por capturarlo ascienda hasta el millón de dólares. Al inicio, Bugs celebra con orgullo que ha logrado hacer que el país entero lo vea como una amenaza… pero entonces descubre al ejército estadounidense atacándolo con tanques, cañones, soldados a caballo, aviones militares y toda la cosa. Es apenas en este punto que nuestro protagonista se da cuenta de que tal vez se pasó un poquito de la raya, siendo que ahora su ego lo llevó a ser encarcelado en Alcatraz, efectivamente saliendo como el perdedor de la historia.

Ahora, para ejemplificar la segunda consecuencia, no existe mejor ejemplo que el rival por excelencia de Bugs Bunny: Cecil la Tortuga.

Dejarte llevar por la apariencia de este personaje es el peor error que puedes cometer, y si no me crees, puedes comprobarlo por ti mismo en los cortos “Tortoise Beats Hare”, “Tortoise Wins by a Hare” y “Rabbit Transit”. La premisa de los tres cortos desciende de la misma idea: Bugs no puede concebir la idea de que una tortuga pueda vencerlo en una carrera, similar a la fábula de “La Tortuga y la Liebre”. Ante un concepto tan descabellado, Bugs reta a una carrera a la primera tortuga que se le cruza enfrente, pero por desgracia, esa tortuga acaba siendo Cecil; y aunque el conejo suele plantar trampas y jugar sucio para asegurar su victoria, resulta que la tortuga planta trampas mejores y es capaz de jugar más sucio que Bugs, efectivamente mostrando una astucia mayor a la del protagonista.

Lo que hace de Cecil un rival tan grande para Bugs es que Cecil es igual a Bugs, pero llevado al extremo: Cecil es más tranquilo que Bugs (al grado de parecer somnoliento), más inteligente (porque sus trampas están hechas para destruir las trampas de Bugs), nunca inicia el conflicto (Bugs es quien lo busca a él para retarlo) y tiene las agallas para burlarse de Bugs con sus propias frases (una forma indirecta de llamarlo “imbécil”).
Sabemos que Bugs basa toda táctica suya en el concepto del control. Sabiendo eso, Cecil nos muestra quién es el conejo si se le quita ese control: una bola peluda de rabia, rencor y desesperación. Bugs Bunny es arrogante. Si algo o alguien logra colisionar con su arrogancia al grado de mostrarle que no es tan invencible como cree, Bugs simplemente no es capaz de entenderlo, lo que lo hace lanzar un berrinche o llenarse de rabia.

Otros personajes han podido vencer a Bugs en su propio juego, y en esos casos es notorio cómo Bugs se toma la derrota con mayor madurez y a veces incluso con humor. Si acaso, su derrota en “Rhapsody Rabbit” a manos de un ratón lo hace llenarse de rabia contenida. ¿Entonces cuál es la diferencia entre Cecil y los otros personajes que han vencido a Bugs? Simple: los otros personajes son episódicos, así que Bugs entiende que sus victorias sobre él serán cosa de una vez en la vida. Sin embargo, las derrotas de Bugs en manos de Cecil han ocurrido en cada ocasión en la que los dos se encuentran. El tener tantas derrotas ante la misma persona obviamente es un ataque al orgullo del conejo, volviendo tan personal el asunto que en la actualidad Bugs no puede pasar ni cinco minutos con la tortuga sin tener un arranque de ira.

Cecil y Bugs en el corto de Looney Tunes Cartoons “Shell Shocked”/“A Todo Caparazón” (2021), mostrando que, incluso tras 80 años de conocerse, el conejo sigue sin poder controlar sus peores instintos ante la tortuga.
Como dije antes, Cecil la Tortuga es un Bugs Bunny más exitoso que el propio Bugs Bunny. Él es el ejemplo perfecto de que Bugs no es perfecto, y de que si sabes jugar bien tus cartas, puedes transformar al confiado conejo en un manojo de estrés.

Para finalizar esta sección, quisiera compartir con ustedes un párrafo escrito por Bob Clampett para un libro de arte oficial de los LT. En este párrafo, Bugs Bunny (o más bien, Clampett hablando como si fuera Bugs) nos dice qué piensa sobre sí mismo:

Algunas personas me llaman ‘engreído’ y ‘descarado’, pero en realidad, yo sólo confío en mí mismo. Soy despreocupado, imperturbable, contemplativo. Juego con calma, pero puedo ponerme intenso. Y, sobre todo, soy un personaje muy ‘consciente’. Estoy muy consciente de que estoy apareciendo en una caricatura animada, y a veces muerdo mi zanahoria por el mismo motivo por el que un comediante de stand-up inhala su cigarro: porque así evito ir de la broma anterior a la siguiente demasiado rápido. Y a veces no actúo, sino que reacciono. Y siempre trato la contienda con mis perseguidores como ‘diversión y juegos’. Cuando momentáneamente parece que estoy acorralado o en serio peligro, y grito, no se preocupen – en realidad es una gran puesta en escena. Seamos sinceros, viejo: he leído el guion, y ya sé cómo acaba el asunto.

RETIRO DEL PERSONAJE

Normalmente, un personaje de los LT sólo es retirado cuando los directivos no ven potencial futuro en él. Bugs Bunny no fue retirado por eso, sino que por todo lo contrario.

¿Recuerdan que en la parte anterior mencioné la Era Oscura de los Looney Tunes? Descuiden: en la parte siguiente hablaremos a fondo de ella. Pero por ahora enfoquémonos qué pasó con Bugs en aquellos años.

Cuando la Era Oscura estaba por dar inicio, los ejecutivos de Warner Bros. ya sabían que lo que estaba por ocurrir no sería nada lindo. Los años venideros de seguro traerían pérdidas y vergüenzas a los personajes que tuviesen la desgracia de ser usados (por ejemplo, Lucas). Así que para proteger la integridad y la reputación de la mayor estrella de los LT, se decidió retirar a Bugs Bunny del proyecto antes de que la decadencia lo alcanzara y lo arruinara.

El último cortometraje clásico de Bugs Bunny (“False Hare”) fue emitido en julio de 1964, siendo también el último corto producido antes de que la Era Oscura diera arranque de manera oficial.

Pues, tras 20 cuartillas según Word, por fin he terminado de hablar de Bugs Bunny. En la séptima y última parte de esta serie de publicaciones, por fin ahondaremos en la temida Era Oscura de los Looney Tunes, y en las estrellas que intentaron pero fallaron en mantener viva a la franquicia.

CONTINUARÁ…

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