domingo, 18 de agosto de 2024

LA LEYENDA DE LOS TRES CABALLEROS: Cómo malinterpretar el legado de una franquicia [Parte 1 de 2]

Fandom: Los Tres Caballeros / Universo Disney Ducks
Nivel de conocimiento previo requerido: Medio o bajo.
Tiempo estimado de lectura: 22 minutos.
ALERTA: SPOILERS FUERTES. LEAN BAJO SU PROPIO RIESGO.

[Link a la parte siguiente]

En agosto de 2022, cuando este humilde blog apenas tenía tres meses de edad, una servidora hizo cierta publicación sobre un legacy show que la dejó bastante decepcionada. Este show se estrenó en el 75 Aniversario de su franquicia, y lejos de ser un homenaje a lo que dicha franquicia representaba, acabó demostrando el poco cuidado que su empresa madre le ha tenido desde que comenzó el siglo XXI.

He amado a la franquicia de Los Tres Caballeros desde hace unos 15 años, desde una edad en la que yo ni siquiera conocía los términos “franquicia”, “continuidad”, “lore” o “flanderización”. Para cuando el legacy show titulado “La Leyenda de los Tres Caballeros” fue estrenado, esos términos ya eran parte de mi vocabulario, y vaya que me sirvieron para poder explicar todos los problemas con los que esta mini serie animada cargaba. No obstante, en 2022, Título en Proceso apenas había nacido, y yo todavía carecía de la confianza y de la experiencia para plasmar bien mis ideas.

En mi cuatrimestre más reciente, me topé con lo que ha sido la materia más divertida en lo que va de mi carrera universitaria: “Construcción y Caracterización de Personajes”. Para el proyecto final, tuve que tomar una serie animada de mi agrado y crearle dos OCs profesionalmente desarrollados: un protagonista y un antagonista. Mi catálogo de posibles series era extenso, costándome algo de trabajo elegir una sola, pero al final, una idea llegó a mi mente: en vez de añadir personajes nuevos a una serie buena, ¿por qué no reimaginar personajes viejos para una serie mala? Después de todo, varias de mis mayores publicaciones aquí en Título en Proceso tratan de criticar malas producciones, así que el siguiente paso más lógico es intentar arreglar los males que he criticado.

Mi decisión final fue arreglar La Leyenda de los Tres Caballeros (llamémoslo sólo “La Leyenda” a partir de aquí, para abreviar) cambiando sus dos personajes principales nuevos por unos que realmente funcionaran. El proyecto logró salir a flote… pero si les soy sincera, yo me quedé con ganas de más. La autista susceptible a hiperfijaciones que vive en mi interior despertó, y tras revisitar mi vieja publicación de 2022, me di cuenta de lo mal redactada que está. Puedo ver que no logré llegar al punto al que quería ir, y en vez de eso, me desvié por caminos que ni iban al caso. Por eso, en esta publicación de dos partes, voy a hacer una especie de “reescritura” de aquella publicación que hice hace dos años, aplicando borrón y cuenta nueva para volver a tratar el tema del fracaso de La Leyenda de modo más centrado y acorde a mi estilo de escritura actual. Sin más que añadir, ¡iniciemos!

PRELUDIO: EL CONTEXTO

Si eres un lector atento, tal vez hayas notado que el nivel de conocimiento previo que sugerí para leer esta publicación está en “Medio o bajo”, lo que significa que, para entender al completo esta publicación de La Leyenda, necesitas saber de antemano de qué trata la franquicia de Los Tres Caballeros. Pero si no estás familiarizado con el tema y de todos modos quieres seguir leyendo, a continuación te resumo lo que necesitas saber:

“Los Tres Caballeros” es una subfranquicia del Universo Disney Ducks, el cual se centra en la vida de Donald, su familia, y sus amigos ajenos al grupito de Mickey Mouse. De hecho, la regla #1 del Universo Disney Ducks es que Mickey no puede aparecer bajo ninguna circunstancia, para que la historia pueda enfocarse por completo al cast de personajes aviares. La subfranquicia de Los Tres Caballeros comenzó con “Saludos Amigos” (1942) y “Los Tres Caballeros” (1944), dos películas propagandísticas con las que Estados Unidos trató de mantener buenas relaciones con Latinoamérica para que no se pusiera en su contra durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando la guerra acabó, la franquicia dio un giro temático para enfocarse simplemente en las dos amistades más cercanas de Donald: el brasileño José Carioca, y el mexicano Panchito Pistolas.

Logo de la franquicia de Los Tres Caballeros, junto a sus protagonistas: de izquierda a derecha, Panchito Pistolas, José Carioca y el Pato Donald.

Si bien no hay una historia como tal guiando la franquicia, existen un par de mensajes clave y directrices a seguir y tomar en cuenta. El mayor núcleo de Los Tres Caballeros es la hermandad entre todo tipo de gente, sin importar de dónde vengan; el segundo mayor núcleo es la interculturalidad, compartiendo las costumbres locales y aprendiendo las costumbres extranjeras con alegría. La franquicia tiene un género mayormente cómico, explorando las aventuras y desventuras de Donald, José y Panchito mientras persiguen cualquier tipo de diversión, desde la búsqueda de un tesoro, hasta unas vacaciones en la playa. Además, hay unas cuantas reglas sobre cómo deben ser escritos sus personajes.

Donald sigue siendo el pato enojón que ya todos conocemos, pero a su vez, su amistad con el resto del grupo causa que tenga menos reacciones agresivas y más alegría genuina durante sus aventuras. José Carioca es el miembro educado y amable del grupo, con un carisma natural y un toque elegante en sus actos. Panchito Pistolas es el miembro más aventado y atrevido del grupo, con una actitud de líder y una energía contagiosa a la hora de lanzarse a la acción. Unidos, los Caballeros se presentan como amantes de los viajes, la música, el baile, y la convivencia en general. Por último, hay que darle una mención honorífica al Ave Aracuán: el alivio cómico de la franquicia, quien se dedica a romper la cuarta pared y las leyes de la física como si fuera un personaje de los Looney Tunes, a veces siendo un apoyo y a veces siendo un obstáculo para el trío principal.

Durante el siglo XX, Los Tres Caballeros fueron una insignia Disney del espíritu de multiculturalidad y aceptación de ellos hacia el resto del continente americano, sobresaliendo por lo bien que representaban a sus respectivas culturas sin caer en estereotipos falsos o exagerados. No obstante, al dar el salto al siglo XXI, los personajes fueron flanderizados de gravedad y, en años más recientes, olvidados por Disney en favor de personajes con más fama mediática, como el cast de Coco y el de Encanto.

A simple vista, parecía que La Leyenda iba a devolverle la vida a Los Tres Caballeros, renovándolos para encajar más con el estilo narrativo más serializado que ha reinado durante la última década, pero sin alterar las personalidades y directrices clave que hacen que Los Tres Caballeros se sientan como Los Tres Caballeros. Pero al final, La Leyenda resultó ser una mini serie genérica con unos personajes más flanderizados que nunca, una subtrama que ni viene al caso, y sin una pizca de ese espíritu original que volvía tan mágicos a los Caballeros originales. Pero vayamos por partes.

¿DE QUÉ TRATA “LA LEYENDA DE LOS TRES CABALLEROS”?

Primero que nada, hay que aclarar que La Leyenda funciona como un AU donde los personajes se conocen por primera vez en vez de ser viejos amigos. Esto no tiene nada de malo, y de hecho es algo positivo, porque ayuda a estructurar la historia serializada de esta serie con mayor facilidad. Pero quiero que tengan esto en mente: el hecho de que La Leyenda maneje un estilo narrativo diferente al usual NO significa que tenga permitido manejar distintas personalidades para el cast principal.

Poster oficial de La Leyenda de los Tres Caballeros.

Nuestra historia arranca con Donald perdiendo su casa, todas sus posesiones, su trabajo, y hasta su noviazgo con Daisy debido a una racha de mala suerte. Para su fortuna, el pato recibe la noticia de que ha heredado las posesiones de su tatarabuelo Clinton Coot, las cuales incluyen una casa en el prestigioso Instituto Nueva Quackmore y una colección de reliquias antiguas ultra valiosas. No obstante, al llegar al Instituto, Donald descubre que la condición para que se quede con la herencia es que la comparta con un par de desconocidos: José y Panchito. No teniendo otra opción, Donald se ve forzado a convivir con los recién llegados, siendo este el comienzo de su amistad.

El trío avino decide vender algunas de las cosas de Clinton Coot para hacerle reparaciones a la casa que han heredado, siendo aquí donde se topan con dos de sus tesoros más importantes. Primero, tenemos un anillo con una ominosa joya incrustada, el cual el trío vende a un vecino suyo. Segundo, tenemos un atlas dorado y cerrado con un candado, el cual al ser abierto, revela ser un libro mágico que tenía aprisionada a una diosa: Xandra, la diosa de la aventura. Resulta que Xandra ha estado encerrada durante cientos de años como consecuencia de una batalla menor contra un hechicero malvado, y al comprender que nadie se ha encargado de esa batalla que ella dejó inconclusa, decide reclutar al trío aviar para terminar el trabajo.

Xandra explicándoles a los Caballeros su historia antigua.

¿Y por qué Xandra eligió específicamente a Donald, José y Panchito, a pesar de que ninguno sabe pelear ni quiere lanzarse a la acción? Porque resulta que, antes de ser aprisionada en el atlas, los compañeros de aventura de Xandra eran los antepasados de ellos tres. Nuestro trío protagónico tiene sangre de héroe y herencia mágica, y ahora que hay pruebas irrefutables de que el hechicero malvado ha regresado, es su labor aprender a ser buenos salvadores.

Ahora, regresemos un poco al vecino millonario al que los Caballeros le vendieron el anillo. Y es que la razón por la que el vecino se interesó en el anillo en primer lugar fue porque la joya incrustada en él tenía grabado el escudo de su familia. Al probarse el anillo por primera vez, descubrimos que éste guardaba un pequeño resto de la magia del hechicero antiguo, guiando al vecino millonario a una cámara oculta donde dicho hechicero estaba encerrado. Resulta que, del mismo modo en que nuestros protagonistas son descendientes de los héroes originales, este vecino es el descendiente del hechicero original.

El hechicero, llamado “Felldrake”, ha estado encerrado dentro de su propio cetro durante siglos gracias a la magia que los Caballeros originales utilizaban. Ahora, para liberarse, Felldrake necesita ganar acceso a esa misma magia que lo encerró… pero como actualmente él no es más que un cetro parlante, Felldrake recluta al vecino, llamado “Sheldgoose”, para que actúe en su nombre para hacerse con los objetos mágicos de los Caballeros. Entonces, cuando Xandra y los Caballeros creen que “Felldrake ha vuelto a las andadas”, lo que tenemos en realidad es a Sheldgoose disfrazado de Felldrake e intentando robarle su magia a los Caballeros para devolverle su libertad al verdadero Felldrake.

Sheldgoose encontrando a Felldrake (atrapado en el cetro).

Todo este lore se nos explica en los primeros dos episodios y medio. Tras ellos, la serie pasa los siguientes ocho episodios y medio en tramas episódicas donde el dúo de Sheldgoose y Felldrake desata caos en algún sitio para atraer a los Caballeros a una trampa, sólo para que ellos se sobrepongan al caos gracias a las lecciones de Xandra. Para cerrar la trama, los últimos dos episodios nos presentan a Sheldgoose finalmente logrando robar la magia necesaria para liberar a Felldrake, desembocando en una batalla final entre el dúo de hechiceros malvados y el cuarteto de héroes. Obviamente, los héroes ganan y todos son felices para siempre; se intenta hacer un cliffhanger donde Sheldgoose y Felldrake acaban fusionados y se ponen a organizar un nuevo plan malvado, pero como el show fue cancelado, la verdad es que eso no importa. Lo que importa es que los malos perdieron, y fin.

EL HUMOR

La franquicia de Los Tres Caballeros es una de comedia, así que como es obvio, La Leyenda tiene al humor como un gran pivote. El humor es lo mejor que La Leyenda tiene por ofrecer… así que es triste ver cómo falla en el 30% de las veces.

Puedo dividir la comedia de La Leyenda en dos aspectos clave, uno bueno y uno malo. El bueno está en los chistes en sí y en el Ave Aracuán, quien recordemos que es el alivio cómico original de la franquicia. Los chistes en sí son buenos y variados: no utilizan tanta comedia física como en las películas originales, pero lo compensan con buena comedia situacional y verbal. A pesar de tener un enfoque infantil tan claro, la serie no abusa del humor de retrete; sí lo utiliza de vez en cuando, pero no llega a niveles absurdos o hartones.

Pero sin duda alguna, quien más destaca en cuanto al humor de La Leyenda es el Ave Aracuán, renombrado “Ari” en esta serie para abreviar. Milagrosamente para estándares de esta serie, Ari se conserva como el mismo personaje que ya conocíamos desde 1944, con un humor absurdo muy similar al de los Looney Tunes. Por motivos narrativos, aquí Ari ya no es un personaje aleatorio que entra y sale de la trama según cuánto se necesite su comedia, pues ahora tiene un rol fijo en la trama como encargado de mantenimiento para la nueva casa de los Caballeros. Pero de forma similar a como veríamos al Pato Lucas siendo un peligro andante mientras ejecuta un trabajo, Ari también resulta siendo mejor rompiendo cosas que cuidándolas, y el mejor modo de describir su método de trabajo es “sin sentido”.

Ari el Aracuán con su uniforme de trabajo.

Del mismo modo en que Ari es el alivio cómico de los héroes, Sheldgoose es el alivio cómico de los villanos, pero como Sheldgoose tendrá su propia sección en esta publicación, lo vamos a ignorar por el momento. En cuanto a los Caballeros, quienes son los protagonistas de este show, también les daremos una sección propia más adelante para hablar de su comedia. Entonces, para cerrar esta sección, hablemos de los dos últimos alivios cómicos de La Leyenda, quienes por desgracia son los que evitan que pueda decir que el humor de esta serie es perfecto.

Y es que, cuando un equipo de producción no confía en su propia serie, puedes notar desde lejos las señales. Una de las señales más comunes de esto es un exceso de alivios cómicos que no hacen nada más que decir bobadas, en un intento de mantener a la audiencia tan entretenida como sea posible con gags secundarios, porque los escritores no confían en sus personajes primarios. Para resumir lo que pasa con Las Leyendas, les haré una pregunta sencilla: ¿por qué los alivios cómicos tienen alivios cómicos secundarios?

En La Leyenda, existen dos personajes nuevos que sólo sirven de relleno cómico, pues a diferencia de Ari (quien tiene un trabajo formal) y Sheldgoose (quien es el heraldo del villano principal), ellos no hacen nada más que dar chistes baratos. En el lado de los héroes, tenemos al Oso Humphrey apareciendo desde el episodio 7 y no haciendo nada más que secundar los chistes de Ari o estorbar, sin tener una labor real dentro de la narrativa. En el lado de los villanos, tenemos a Leopold el Horrible apareciendo desde el episodio 3 y no haciendo nada más que llamar “papi” y “mami” a Felldrake y Sheldgoose, y ya. Ese es su chiste principal. El show intenta decirte que Leopold tiene la labor narrativa de “ser el medio de transporte de los villanos”, pero cuando recuerdas que Sheldgoose es millonario y tiene un jet privado, esta excusa se cae a pedazos.

Humphrey intentando defender la casa de los Caballeros con una espadita y un escudito de juguete.


Leopold el Horrible conociendo a Sheldgoose, a quien llama “mami”.

Humphrey y Leopold sólo sirven para añadir chistes sosos e innecesarios a La Leyenda, desperdiciando valiosos minutos que esta miniserie podría utilizar en su historia principal, pues como estamos hablando de sólo 13 episodios, el humor debe tener un límite.

LA TRAMA SECUNDARIA

Otra de las señales de que La Leyenda no confiaba en su propia historia, y que es una señal que se repite en muchas otras series malas, es la existencia de una trama secundaria que no tiene ni una pizca de conexión con la trama primaria. Verán: a la hora de planificar una narrativa, una trama secundaria sólo tiene permiso de existir si hay un punto donde pueda cruzarse con la trama principal y tener un efecto mayor en ella. Si una trama secundaria no logra unirse de forma natural y valiosa a la trama principal, es mejor no incluirla en lo absoluto.

Al resumir la historia general de La Leyenda, tal vez recuerden que mencioné que Donald perdió su noviazgo con Daisy en el inicio de la trama. Pues bien: la trama secundaria en este show consiste básicamente en Donald tratando de reparar la relación con su amada, fracasando en cada ocasión porque, como debe dedicarles todo su tiempo a los enfrentamientos contra Sheldgoose, sus esfuerzos con Daisy se ven interrumpidos.

Daisy cortando con Donald en el episodio 1.

El problema con esta trama secundaria es el modo tan brusco en que choca con la trama primaria, pues un minuto tienes a los Caballeros lidiando con los villanos, y al siguiente tienes a Donald separándose del grupo para planear una cita romántica, cortando de un tajo los acontecimientos que se supone que deberían importar más. Y como Donald se sale de sus labores de héroe, la falta de uno de los Caballeros genera que el conflicto con los villanos se agudice, al grado de que el grupito tiene que devolverlo a la batalla a la fuerza. Como Donald deja plantada a Daisy, su pleito no se resuelve, y volvemos a quedar como estábamos al inicio.

Como podrán ver, la trama secundaria sólo sirve para hacer tiempo y para estorbarle a la trama principal. En vez de trabajar en conjunto para construir algo grande, ambas tramas se estorban entre ellas. Los Caballeros no se ayudan de las citas de Donald, y las citas de Donald no ayudan a los Caballeros, por lo que podemos decir que la trama secundaria sólo existe para añadir tensión forzada a la historia: una gran señal de que los escritores no creen que su historia principal pueda generar tensión por sí misma.

¿Y cómo podrían tenerle confianza, si sus personajes principales son de las mayores fallas que tiene esta serie?

LA MUERTE NARRATIVA DE LOS CABALLEROS

Ya lo dije antes y lo repito ahora: uno de los pilares en la franquicia de Los Tres Caballeros son sus personajes tan bien planeados y ejecutados. El trío de Donald, José y Panchito tiene una química natural inmaculada, y es tan precisa que no da lugar a alteraciones mayores sin que todo se derrumbe. La consistencia en las personalidades es vital para esta franquicia, así que cuando echas a perder esa consistencia, sin duda también acabarás echando a perder tu producción. Y déjenme decirles algo: La Leyenda es un asesinato narrativo para Los Tres Caballeros, tanto a nivel individual como a nivel interpersonal. Vayamos por partes.

Iniciando con José Carioca, nos topamos con un ejemplo de pereza por parte de los escritores, que desembocó en una flanderización y pérdida de identidad para el personaje.

José fue concebido como la encarnación de la cultura popular brasileña. Para crearlo, el equipo del mismísimo Walt Disney se fue de viaje a Brasil por unas semanas para tomar notas de la cultura local, incluso estando a medias de la Segunda Guerra Mundial y corriendo el riesgo de que algo malo les pasara. Y como un cierre perfecto a ese viaje, Walt acabó conociendo a José Oliveira: un artista tan famoso y amado por los brasileños como Pedro Infante lo fue para nosotros los mexicanos. El personaje de José Carioca está inspirado en José Oliveira, y recibió su voz por parte suya en los doblajes brasileño, estadounidense y español latino de las películas, incluso si no dominaba todos los idiomas que eso involucraba. Todo esto lo digo para resaltar el compromiso que Disney le puso a la creación de José Carioca como una auténtica representación del espíritu brasileño.

Pero luego llegó La Leyenda, y parece que de repente a José se le olvidó que no es gringo, porque no hay rastro alguno de su identidad brasileña. Lo único que este perico verde hace es hablar bonito, como si esa fuera toda su personalidad. ¿Dónde quedó su regular mezcla de expresiones brasileñas al estilo “espanglish” (o en este caso, “portuglish”)? ¿Dónde quedó su gusto por la música y el baile de Brasil? ¿Dónde quedó su conocimiento enciclopédico de la geografía brasileña? Porque, para mí, esto luce como si a los escritores de La Leyenda les diese flojera investigar cómo es la vida en Brasil, o mínimo ver las dos películas de la franquicia, para saber cómo escribirlo.

Y lo peor es que, aunque el único rasgo de personalidad que José conservó en este show es “hablar bonito”, ni siquiera se le permite hablar bonito bien. Esto no lo mencioné antes, pero José tiene cierto tinte manipulador en su actuar, pues de vez en cuando se le puede ver usando su carisma natural para amañar una situación a su gusto. Pero en esta serie, como tener personajes consistentes parece ser ilegal, el chiste más común con José es que sus intentos de manipulación fallen y dejen la situación peor que como estaba antes. Entonces, en La Leyenda, la personalidad de José se resume a “hablar bonito, pero ser inútil cuando sus habilidades verbales podrían ser convenientes”.

Cuando Xandra apenas es liberada del libro mágico, como no sabe si los nuevos Caballeros son de fiar o si son impostores, su actitud es defensiva y agresiva. En un intento por calmar las aguas, José trata de halagar a Xandra, pero termina insultándola por error, de modo que en vez de calmar las aguas, terminó agitándolas más.

Seguimos con Panchito Pistolas, donde nos topamos con una terrible interpretación de su razón de ser como es.

Igual que con la creación de José, la creación de Panchito involucró un viaje de Walt y sus colegas a México para conocer la cultura popular, incluso con los riesgos de la Guerra Mundial. En este caso, la mayor inspiración para el personaje llegó de los protagonistas de la Época de Oro del Cine Mexicano, la cual justamente se hallaba en su cénit en aquel entonces. En esas películas, los héroes solían ser los típicos hombres bien machos y que no aceptaban tonterías, imponiendo siempre un aire de respeto, pero también teniendo un lado más refinado, sobre todo al interactuar con mujeres. Los hombres del Cine de Oro Mexicano tenían una alta afinidad por la música, pero también cargaban siempre con una pistola en caso de que alguien los presionara más de la cuenta.

Por eso, el personaje de Panchito Pistolas es un personaje firme y enérgico, con fuertes tintes de líder por su espíritu aventado y directo: porque así eran los personajes que lo inspiraron. Panchito no sólo representa a México por su vestimenta y sus gustos musicales, sino también con su actitud tan fuerte, vigorosa y valiente. Si vemos a Panchito arriesgándose y siendo tan aventado, no es porque sea estúpido; es porque él es un macho que hace lo que se le dé la gana y enfrenta las consecuencias de frente.

Pero luego llegó La Leyenda y le rebanó la mitad del coeficiente intelectual a Panchito, para hacer parecer que su actitud aventada es producto de pura imbecilidad. Sus cualidades de líder se esfumaron, y ahora todos sus chistes provienen del hecho de que es demasiado tonto como para hacer bien las cosas que se propone, eso sin mencionar que muchas de esas cosas que se propone son tonterías de la talla de lanzarse de un avión y nunca abrir el paracaídas.

¿Creyeron que estaba exagerando con lo de Panchito saltando de un avión sin abrir el paracaídas? Pues ya ven que no.

Seguimos con Donald, quien es el menos afectado por este festival de flanderizaciones, lo que de seguro es porque él es un ícono de Disney que sería muy difícil de estropear. Mi mayor queja con él ya la expresé antes, y es que los guionistas le forzaron una subtrama de problemas románticos donde no era necesaria, y gracias a ello, Donald se acaba sintiendo como el héroe menos interesado en su labor heroica. El show intenta arreglar este error en el episodio 12, justo antes del gran final, pero la verdad es que se siente como una decisión apresurada, fruto de la necesidad de atar todos los cabos sueltos antes de que se acabe su tiempo al aire.

Mientras los otros Caballeros y Xandra descubren que el momento de la batalla final ha llegado y deben lanzarse de inmediato a pelear, Donald y Daisy se la pasan de lo más cómodo en un spa, sin que el supuesto “elegido” piense en el problema ni por un segundo.

Pero si ya de por sí es malo ver a este trío de personajes tan mutilados (a nivel narrativo), el modo en que los asesinan (de nuevo, a nivel narrativo) con sus interacciones es peor.

A ver: los Tres Caballeros son un símbolo de hermandad y compañerismo, y sus personalidades están desarrolladas de modo que se complementen entre ellas. Panchito es el líder que incita a sus amigos a lanzarse a la aventura, José suaviza las interacciones arriesgadas en las que Panchito los podría meter, y Donald inspira el deseo de integrarse a una aventura por medio de mostrar lo que eres (en vez de sólo mirar o cambiar quién eres según el lugar).

La actitud amable de José se encarga de suavizar cualquier roce en el grupo. Él evita que Donald se ponga agresivo, y también evita que Panchito se ponga demasiado alocado a la vez que lo secunda cuando sabe que no hay ningún problema con ello. Panchito suele ser la mente detrás de las aventuras del grupo, brindando su contagiosa energía para llevar a José y Donald a la acción sin que se sientan forzados u obligados a ir. Por último, Donald suele ser como un espectador que es invitado a subir al escenario, pero que una vez que se siente cómodo bajo los reflectores, termina robándoselos por el modo en que combina su estilo estadounidense con las situaciones extranjeras en las que se le ponen. Y al ver a Donald siendo quien en realidad es de una forma tan respetuosa, José y Panchito le imitan al ponerse también a mezclar sus estilos personales. La química entre estos tres pájaros es perfecta, ¿así que alguien me quiere explicar por qué están tan desconectados en La Leyenda?

Se supone que los Caballeros todavía no se conocen al iniciar el episodio 1 de La Leyenda, y que uno de los puntos clave de la historia es ver cómo evoluciona su relación. Pero este show comete uno de los errores de guion más comunes de cualquier miniserie: que no sabe ordenar sus prioridades ni distribuir bien sus tiempos, por lo que sus supuestos “puntos clave” acaban siendo hechos a un lado.

Incluso si nos hacemos de la vista gorda ante lo flanderizados que están los Caballeros a nivel individual, su relación como amigos (y casi hermanos) está igual de maltratada. Los tres se conocen en el episodio 1, y para el episodio 2 ya se tratan como mejores amigos, sobre todo José y Panchito, quienes casi pareciera que comparten un mismo cerebro. Como Donald tiene su subtrama con Daisy, el tiempo que pasa con los otros Caballeros se ve reducido, y eso genera que él no se sienta como una parte real del grupo. Tomen eso como una razón extra para despreciar esa subtrama. Y en cuanto a lo de José y Panchito teniendo mentalidades casi iguales, eso también es un detrimento, porque borra las cualidades individuales que distinguen a uno del otro.

Yo no tengo ningún problema con que el brasileño y el mexicano conecten de inmediato, pues así ha sido desde el inicio de la franquicia. Pero sí tengo un problema con que sean mutuamente indistinguibles en cuanto a su modo de reaccionar ante cualquier cosa, ya sea buena o mala. E igualmente, yo no tengo ningún problema con que el estadounidense no conecte con los demás de forma inmediata porque, de nuevo, así ha funcionado la franquicia desde el arranque. Pero sí tengo un problema con que esa conexión nunca se forme, en vez de sólo necesitar un tiempo extra para formarse. El gran final del show intenta venderte la idea de que los Caballeros han aprendido a trabajar juntos… pero no se siente real. Se siente como si los guionistas sólo los unificaron como equipo porque la serie ya se iba a terminar, y debían darle un cierre al asunto ahora o nunca.

Y si creen que ya terminamos de criticar a los Caballeros en esta serie, se equivocan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

WOW!!!!
Es impresionante como das tu esmero y cariño con tus publicaciones.
Aunque, casi no lo he visto en el pasado, se ve como forman una linda hermandad, sin importar de donde venga. Porque esos detalles, que parecen que no importan, son claves para lograr ganar el corazón de su audiencia.