domingo, 21 de abril de 2024

Mi opinión acerca de la tercera tanda de SONIC PRIME (Parte 1 de 2)

Fandom: Sonic The Hedgehog
Nivel de conocimiento previo requerido: Bajo
Tiempo estimado de lectura: 14 minutos
[Link a la parte siguiente]

Les seré sincera: tengo una amarga sensación de deja-vu.

Hace más de un año, la serie de Netflix titulada “The Cuphead Show” finalizó con su tercera temporada, dejándonos a quienes la vimos con un sentimiento de incompletitud. El final fue un buen espectáculo visual y musical, pero en definitiva no cumplió con las expectativas que estaba generando en cuanto a historia. Ahora, unos 18 meses después, Sonic Prime ha tenido un final similar: con una apariencia externa muy bonita, pero con un contenido interno bastante hueco. Si en publicaciones anteriores llegué a decir que Sonic Prime estaba en la cima de la colina en cuanto a series animadas de Sonic, este final ha hecho que se vaya rodando cuesta abajo.

El póster oficial para la tercera y última tanda de episodios de Sonic Prime.
Por cierto, ¿soy yo, o ese pájaro robot en el borde derecho desequilibra por completo el diseño? Porque no hay nada a la izquierda que lo compense…

Me parece curioso notar que, si somos objetivos, las señales de que esta tercera tanda de episodios sería mala aparecieron desde la anterior tanda #2. En retrospectiva, supongo que todos fingimos estar ciegos ante esas señales debido a la esperanza colectiva que nos dejó el año pasado. Pero tras semejante final, muchos abandonamos las gafas que nos hacían ver todo de color rosa, y nos dimos cuenta de que tal vez estábamos sobreestimando mucho a Sonic Prime.

Por eso, en esta (muy atrasada) publicación, haré un repaso acerca de los eventos de los episodios 17 – 23 de Sonic Prime, para después explicar a detalle los aspectos que generaron semejante bajón de calidad. ¿Qué les parece si iniciamos?

¿QUÉ HA OCURRIDO EN ESTA TANDA FINAL?

Tal y como vimos al final de la segunda tanda, después de su discusión con Sonic, Tails Nine se llevó todos los fragmentos del Prisma Paradoxal al Lúgubre. La tercera tanda inicia justo después de este suceso.

Herido por la supuesta “traición” del erizo azul, Nine decide proceder con sus planes en solitario: el zorro reensambla el Prisma, y comienza a usar su poder para terraformar el Lúgubre, convirtiendo su pequeño rincón de terreno vacío en una fortaleza protegida por un campo de fuerza y vigilada por versiones robóticas de Sonic, Knuckles, Rouge, Amy y su amigo pájaro. Sin embargo, gracias a que Nine ha reensamblado el Prisma y está usando su energía, el resto de los Fragmentoversos está empezando a colapsar.

La fortaleza que Nine terraforma en el Lúgubre, con el escudo prismático cubriendo todo el fondo.

De vuelta en Ghost Hill, Sonic empieza a razonar cómo es que la situación se tornó de semejante modo, y el cómo sus propias acciones y decisiones terminaron rompiendo su amistad con Nine. No obstante, esta reflexión dura poco: Ghost Hill ya está colapsando, así que Shadow le pide a Sonic que deje de pensar en Nine por el momento y se concentre en salir de este lugar antes del colapso total. Así, los dos erizos escapan hacia el Lúgubre, en un nuevo intento de hacerle saber a Nine que sus acciones están destruyendo el resto de la existencia.

Shadow y Sonic huyendo de la Ghost Hill en colapso.

Tristemente, al llegar allá, Nine deja muy en claro que ya ha dejado en el pasado su amistad con Sonic… y que de hecho, necesita utilizarlo como otro de sus aparatos inanimados. Resulta que, aunque los cinco trozos del Prisma están unidos otra vez, su energía todavía no está restaurada ni es estable. El pequeño residuo de Energía Prismática que el erizo azul contiene en su cuerpo causa que el Prisma siga, técnicamente, incompleto, por lo que Nine todavía no puede terraformar al Lúgubre al 100%. Si el zorro quiere completar su pequeño paraíso exclusivo, debe extraerle el residuo de energía a Sonic, lo que potencialmente podría borrarlo de la existencia. Cuando se da cuenta de lo que Nine intenta hacer, Shadow fuerza a Sonic a huir del Lúgubre y buscar escondite en algún otro Espacio Fragmentado, sacrificándose para permitirle el escape al erizo azul.

Así, nuestro protagonista ahora regresa a Nueva Yolk (que también se halla a medio colapso), para intentar esconderse. Los personajes de todos los Espacios Fragmentados logran reunirse en este lugar, formando una tregua con el Consejo del Caos para buscar el modo de frenar a Nine. Por desgracia, incluso si el zorro no tiene un Prisma Paradoxal completo, sus nuevos poderes para manipular el Fragmentoverso no dejan de ser excesivamente grandes. Nine ahora es casi omnipotente, así que Sonic no puede esconderse en ningún lugar porque el zorro siempre lo encontrará. No sólo eso: como Nine está tan enfocado en atrapar a Sonic, no deja de utilizar la energía del Prisma, lo que sólo acelera el colapso de los otros mundos.

Creyendo que el único modo de frenar a Nine es cumplir sus exigencias, Sonic decide entregarse, con la condición de que el zorro no sólo perfeccione al Lúgubre, sino que también restaure los otros mundos y no vuelva a dañarlos. Sin embargo, antes de que Sonic y Nine puedan sellar el trato, todos los demás personajes le declaran la guerra al zorro y lanzan un ataque sobre el Lúgubre. Ante este ataque, Nine supone que Sonic lo intentó engañar con su trato, y al sentirse doblemente “traicionado”, responde con violencia y utiliza sus poderes para crear un ejército de robots potenciados a base de Energía Prismática. La batalla final da comienzo.

La batalla final entre las fuerzas de Sonic y el ejército robot de Nine da comienzo.
Nótese la obvia referencia al wallpaper promocional oficial de Sonic Forces.

Desde este punto, la tanda se enfoca exclusivamente en la pelea entre Sonic, Shadow (quien obviamente sobrevivió a su sacrificio) y los personajes del Fragmentoverso contra Nine y su infinito ejército de clones robóticos. Estamos hablando de una pelea que dura aproximadamente 90 minutos. ES UNA HORA Y MEDIA COMPLETA DE PELEAS SIN DESCANSO, en la cual parece que a Nine se le aflojan cada vez más tornillos debido a la tensión física y mental que implica controlar el poder de un dios para pelear. En el segmento final de la batalla, es claro que el zorro ha olvidado que está peleando por tener un pequeño paraíso privado en el Lúgubre, porque abiertamente declara que, si necesita destruir todo lo que ha construido para detener a las fuerzas de Sonic, así será.

Por suerte, en el episodio final, Sonic logra hacer entrar en razón a Nine. Por desgracia, la batalla duró tanto y consumió tanta Energía Prismática que la existencia entera está a minutos de colapsar. Por suerte, Nine acepta el trato original de “quitarle su energía a Sonic a cambio de restaurar y dejar en paz a los otros mundos”. Por desgracia, esto efectivamente significa que Sonic tendrá que dar su vida para salvar a todos los demás. Por suerte, la muerte del erizo azul no es instantánea, así que Nine logra descubrir que, si devuelven a Sonic a la restaurada Ghost Hill (o sea, a Green Hill) antes de que se desvanezca por completo, su ser debería re-estabilizarse como si nada hubiera pasado.

De este modo, los últimos minutos de la serie se vuelven una carrera a contrarreloj para llevar a Sonic y a Shadow desde el Lúgubre hasta Green Hill. Como podrán imaginar, los dos erizos logran cruzar a su mundo a tiempo, y de este modo, la existencia se restaura como si nada nunca hubiera pasado. No, en serio: en cuanto Sonic cruza la entrada a Green Hill, el universo entero se resetea, de modo que los únicos que recuerdan toda esta aventura son él y Shadow. Gracias al reseteo, Sonic logra evitar la ruptura del Prisma Paradoxal, y Shadow logra ocultarlo para que nadie nunca más intente siquiera encontrarlo. Y así, una vez más, todo está bajo control gracias al superpoder del trabajo en equipo entre Sonic y sus amigos. Fin.

Un final feliz: el Equipo Sonic se ha reunido y Green Hill ha vuelto a la normalidad.


UN MAL CASO DE BACK-AND-FORTH

Entonces… ¿les gustó el resumen que hice de la trama de esta última tanda? Espero que sí, porque esa fue la versión resumida de la historia, omitiendo a propósito todos los defectos. Ahora, vamos a entrar de lleno a las partes no tan bonitas de estos siete episodios.

El primer gran defecto que voy a contar es el que más quejas causó: la mega-guerra de 90 minutos entre las fuerzas de Sonic y los robots de Nine. Sonic Prime no es ajeno a las batallas épicas, y uno de sus mayores atributos positivos siempre fueron las grandiosas escenas de acción. Sin embargo, creo que aquí sí se pasaron de la raya. De los siete episodios que abarca esta tanda, cuatro son usados para la mega-guerra, dos son usados para las batallas previas a la mega-guerra, y sólo uno tiene un mínimo de calma y descanso.

En la segunda tanda de Sonic Prime, también lidiamos con una batalla ultra extensa, pero al menos en aquel entonces vimos variedad en los combates por medio de un constante cambio de escenario y de circunstancias de pelea. Pero en esta tercera tanda, sólo tuvimos tres escenarios (un poquito de Nueva Yolk, un poquito de Sin Sitio, y un montón del Lúgubre) en exactamente las mismas circunstancias. Incluso si llenan la pantalla con golpes y explosiones cada dos minutos, llega un punto en que todo se vuelve repetitivo, aburrido y cansino.

Entonces, ¿cómo es que Sonic Prime trata de hacer soportables sus 90 minutos de pelea sin descanso? Por medio de un back-and-forth que parece escrito por un guionista primerizo.

Para quienes no lo sepan, “back-and-forth” es una expresión que se traduce aproximadamente a “un paso adelante, un paso atrás”. Para explicar lo que es el back-and-forth, imaginen este escenario: dos grupos iguales jugando el juego de halar la cuerda. Ambos grupos, el grupo A y el grupo B, van parejos, y no parece que nadie vaya a ganar. En eso, una nueva persona se une al grupo A, dándole una ventaja. Pero justo cuando parece que el grupo A va a ganar, otras dos personas se unen al grupo B, y ahora parece que ellos van a ganar. Pero en eso, otras dos personas se unen al grupo A, devolviéndole la ventaja. Pero en eso, otras dos personas se unen al grupo B, devolviéndole la ventaja. Pero en eso, otras dos personas se unen al grupo A, devolviéndole la ventaja. Pero en eso, otras dos personas se unen al grupo B

Y así, más y más gente se va uniendo a cada equipo sin parar, y el juego jamás termina. ¿Suena aburrido, verdad? Imagina tener que ver este juego eterno de jalar la cuerda. Pues eso es el back-and-forth: un método para extender artificialmente una batalla donde se añaden cada vez más cosas sin parar. El back-and-forth no es un tropo necesariamente negativo, pues existen muchos ejemplos de historias que lo utilizan bien. Pensemos, por ejemplo, en los combates importantes de Dragon Ball, donde el back-and-forth siempre ocurre en la forma de “el héroe obtiene un power-up y empieza a ganar, luego el villano obtiene un power-up y empieza a ganar, luego el héroe obtiene otro power-up y empieza a ganar, luego el villano obtiene otro power-up y empieza a ganar”, etcétera, y aun así no se vuelve aburrido.

Para que un back-and-forth no sea aburrido o harto, la clave está en no extenderlo demasiado. Hacer tres o cuatro añadidos, que no duren más de diez minutos cada uno, es lo ideal. ¡Pero Sonic Prime hizo un back-and-forth que dura noventa minutos! Imaginen ver un juego de halar la cuerda que dure noventa minutos, y así se darán una idea de por qué el back-and-forth de Sonic Prime es tan malo.

En Sonic Prime, el back-and-forth se da mediante un constante y repetitivo cambio en el que a veces los héroes son aplastados por los robots…


…y luego ocurre un milagrito con el que ahora los robots son aplastados por los héroes, sólo para que Nine reemplace a los robots caídos por robots nuevos con los que vuelve a aplastar a los héroes, sólo para que ocurra otro milagrito y los héroes se vuelvan a levantar, etcétera, etcétera.

Y como cereza del pastel, ni siquiera podemos decir que la animación en este back-and-forth eterno fue buena, pues en sus últimos dos episodios, pareció que el presupuesto ya se les estaba acabando. El impacto de algunos de los golpes dados no se siente tan grande, y hay unas cuantas escenas recicladas, lo que deja incluso más expuesta esta expansión artificial de lo que debió haber sido el mejor combate de la serie.

 

LA “RESOLUCIÓN” DEL CONFLICTO PRINCIPAL

En mi opinión de la tanda anterior de Sonic Prime, dediqué el segmento final al conflicto de filosofías entre Sonic y Nine, expresando mi entusiasmo por ver cómo se resolvía una discusión tan profunda.

Queridos lectores, es un pesar compartirles que esa resolución fue lo más superficial e infantil posible.

Primero que nada, Sonic y Nine no resuelven sus diferencias por haber dialogado o llegado a un punto medio. El único motivo por el que se alían al final es porque literalmente no les queda otra opción: si no trabajan juntos, absolutamente nadie sobrevivirá. Cuando una alianza es forzada, y sólo ocurre porque “no hay otra opción” o porque “es una cuestión de vida o muerte”, la lealtad entre ambos involucrados queda en tela de juicio.

Además, como mencioné antes, la estabilidad mental de Nine estaba en declive conforme la batalla final se extendía. Para cuando Sonic por fin logra entrar en la fortaleza, el zorro no quiere soltar ni una sola palabra, y lanza ataques a un estilo similar al de una criatura salvaje. Nine no cesa sus ataques hasta que el resto de las fuerzas de Sonic logra entrar a la fortaleza, viéndose superado en número. Y es sólo entonces, cuando el zorro ve que ya perdió la batalla, que recupera la compostura y se da cuenta de que si no se detiene, su paraíso privado colapsará en minutos. Entonces, Nine no se une a Sonic porque haya entendido su postura, sino porque era la única salida al embrollo que él mismo inició.

Nine mirando hacia el exterior y dándose cuenta de que el Lúgubre está por colapsar. Es este golpe de realidad lo que fuerza a Nine que se reforme, pues nunca vemos que su perspectiva respecto a los demás personajes cambie un poco.

Pero Sonic no está libre de cargos. Desde el comienzo de la tanda, el erizo azul ya estaba razonando qué hizo mal, y aun así, no aprovechó ni uno solo de sus momentos en privado con Nine para disculparse y mostrar un mínimo de espíritu de neutralidad. Peor aún: cuando esas oportunidades surgían y Sonic trataba hacerse responsable de sus actos, sus amigos salían a defenderlo y tratarlo como un santo que nunca hizo nada mal. Y cuando Sonic veía que sus aliados trataban de quitarle toda la culpa, en vez de corregirlos y explicarles la realidad, él simplemente les hacía caso y se unía a la pelea.

Sonic siendo convencido, en menos de tres minutos, de que debe pelear contra Nine en vez de entregarse. La pelea resultante acaba siendo inútil, porque al final el sacrificio de Sonic se vuelve obligatorio para salvar el Fragmentoverso.

Así, tenemos a un Sonic que huye de sus responsabilidades sólo porque “sus amigos lo quieren y lo defienden” y a un Nine que no hace lo correcto hasta que está al borde de la muerte.

Al final, Sonic gana sólo porque “él es el héroe, y los héroes siempre ganan”. Supuestamente, la lección que aprende es “confiar en sus amigos, valorarlos por sus talentos individuales, y apreciar los consejos que le dan”… pero sólo lo aprende porque extrañaba a las versiones originales de sus amigos: las versiones que le fueron leales desde el principio.

Por último, también quiero añadir el hecho de que parece que a Sonic y a Nine les disminuyeron el coeficiente intelectual a la mitad durante esta tercera tanda de episodios. La batalla final duró cuatro episodios (o seis episodios, si quieren contar los mini combates previos), pero les prometo que todo pudo haber terminado en la mitad del tiempo si al menos uno de ellos dos hubiese usado el cerebro.

Por un lado, si Nine hubiese usado todo el potencial de sus poderes prismáticos desde el inicio, y concentrado sus ataques sólo en Sonic en vez del ejército completo, podría haber capturado al erizo en media hora. Pero en vez de eso, se pasó la batalla entera sólo sustituyendo los robots derrotados por robots nuevos, y de vez en cuando creando armas especiales, dándole tiempo a las fuerzas de Sonic de adaptarse y encontrar un modo de ganar.

Por otro lado, si tanto quería Sonic acabar pacíficamente este asunto, pudo haberse entregado a Nine desde el comienzo, ignorado los “razonamientos” baratos que sus colegas le daban para lanzarse a la pelea. Cuando Sonic propuso el trato de “entregarse a cambio de salvar a los demás”, el zorro no se objetó, dejando en claro que él también estaba dispuesto a negociar sin llegar a los golpes. Cuando el ejército del erizo llegó al lugar sin su permiso, él pudo haberles ordenado que no lanzaran ninguna ofensiva y continuado con su plan de entregarse, terminando las cosas de forma pacífica; pero no: a Sonic le bastó con una sola objeción de sus amigos para decir “¿Sabes qué? Mejor voy a resolver esto a los golpes”. Lo peor es que su deseo de pelea no sirvió para nada, porque de todos modos, al final Sonic sí tuvo que entregarse antes de que ocurriera un colapso total. Entonces, si el sacrificio del erizo azul era obligatorio para salvar la existencia, ¿qué necesidad había de iniciar una guerra?

 

AGUJEROS DE GUION Y PROMESAS ROTAS

La segunda tanda de episodios de Sonic Prime introdujo muchos aspectos nuevos e interesantes, para los que todos estábamos esperando un gran final. Sin embargo, gracias a que la tercera tanda se consumió sólo en la gran guerra contra Nine, ninguno de esos aspectos recibió una continuación, quedando todo abandonado e inconcluso.

Empecemos con que el dichoso agujero negro, donde cayó la Esmeralda verde, no volvió a aparecer. Al parecer, este sólo fue un guionazo para que Shadow no pudiese resolver la trama por su propia cuenta, porque seamos sinceros: si el erizo azabache pudiese hacer el Control Caos, fácilmente podría haberle robado el Prisma Paradoxal a Nine y acabado con la historia en tres minutos. Si bien esto suena como una buena justificación para quitarle la gema a Shadow, ¿no había mejores modos de hacerlo, sin involucrar un agujero negro que al final no hizo nada más? Si los escritores querían evitar que Shadow usara los poderes de la Esmeralda, ¿por qué no hicieron que la perdiera en uno de los lugares ya explorados y usados, en vez de un lugar totalmente nuevo que no sirvió para nada?

Sigamos con que Chaos Sonic, quien fue el centro del marketing en la segunda tanda y se ganó el aprecio instantáneo de los fans, no apareció en lo absoluto en la tercera tanda. Muchos teníamos la esperanza de que alguien lo reconstruyera para traerlo a la batalla final, pero al final no pasó nada. Ni el Consejo del Caos, ni Nine, lo devolvieron a la vida. Si acaso, el zorro creó sus propios robots copiando a Sonic, pero esos fueron robots sin voz, ni personalidad, y de color rojo en vez de azul, así que honestamente no cuentan. Chaos Sonic existió por un episodio y medio, y luego fue descartado como chatarra.

“Sonic Alfa Lúgubre”: el clon robótico de Sonic creado por Nine, con un 99% menos del carisma que Chaos Sonic alguna vez mostró.

Y hablando de los robots de Nine, otro pequeño agujero de guion se halla en el hecho de que el modo de derrotarlos es muy inconsistente a lo largo de toda la batalla final. A veces las fuerzas de Sonic derrotan a las máquinas de un solo golpe, y a veces no logran derribarlas sin importar cuánto las ataquen. Esta inconsistencia hace que no sepamos cuán alta es la amenaza de Nine, y que no nos tomemos en serio los sucesos del combate entero.

La siguiente promesa rota implica que nunca tuvimos una nueva transformación para Sonic. En el final de la segunda tanda, se hizo un pequeño teaser a la idea de que, si Sonic absorbía en su cuerpo una gran cantidad de Energía Prismática, podría obtener una nueva transformación que le diera poderes relacionados al funcionamiento del Fragmentoverso. En aquel entonces, sólo tuvimos una forma incompleta de lo que los fans denominaron “Sonic Paradoxal”, pero se dejó implícito que, si el erizo azul absorbía incluso más energía, esta forma alcanzaría su versión completa. Sin embargo, una vez más, gracias a que la tercera tanda fue una enorme pelea sin descanso, nunca hubo ni el tiempo ni la oportunidad para que Sonic se transformara por medio de más Energía Prismática, así que al final sólo nos quedamos con la forma incompleta mostrada en la segunda tanda.

Nuestro próximo agujero de guion viene del hecho de que el reseteo universal del final de la serie no tiene sentido. Si leyeron mi opinión a la primera tanda de Sonic Prime, tal vez recuerden la parte en la que expliqué que Silver el Erizo no tenía posibilidades de aparecer porque el Prisma Paradoxal manipula el espacio, no el tiempo. Pues bien: si sabemos que el Prisma Paradoxal no puede alterar el tiempo, ¿por qué su restauración total causó que Sonic y Shadow retrocedieran unos segundos en el tiempo al volver a Green Hill? Este es un guionazo más para Sonic Prime, pues no existe una explicación lógica para ello más allá de que “la trama lo requería para tener un final feliz”.

Por último, tenemos el falso cliffhanger del episodio final, durante el cual se da a entender que ha surgido una nueva emergencia misteriosa relacionada al Prisma Paradoxal. Más que un guionazo o una nueva promesa implícita, mi problema es la naturaleza mentirosa de esta escena, pues les dio a muchos fans la esperanza de que “algún día tendríamos una cuarta temporada”, cuando bien se sabe que la producción de Sonic Prime terminó hace mucho tiempo. Este falso cliffhanger intenta servir de “gancho” para darle más fama a este pésimo final, pero con su naturaleza mentirosa, es un final que me hace sentir decepcionada de Sonic Prime y de la gente que lo escribió.

Justo en el minuto final de la serie, una nueva catástrofe relacionada al Prisma Paradoxal inicia. Este es un cliffhanger que jamás tendrá una conclusión.

CONTINUARÁ… [Link a la parte siguiente]

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