miércoles, 29 de mayo de 2024

¡Segundo aniversario de “Título en Proceso”! – ¿Tirando la toalla? Ya veremos…

Tiempo estimado de lectura: 8 minutos

A veces, lo que creías que era tu destino y tu lugar en este mundo resulta ser un simple sueño. Una ilusión infondada.

Cuando abrí “Título en Proceso” el 29 de mayo de 2022, estaba a pocos pasos de iniciar mi carrera universitaria en Diseño Digital y Animación. Por fin, mi sueño de trabajar en el mundo del entretenimiento audiovisual iba a empezar a materializarse. Yo sabía bien que conjugar la escuela, el trabajo y este blog sería un reto, pero me sentía mentalmente preparada para afrontarlo.
Un año después, habiendo encontrado un buen balance entre esas tres responsabilidades, me sentí lista para ir un paso más allá y prometer un montón de nuevo contenido para este humilde blog.

Luego comenzaron las materias de Animación de la carrera, y todo se vino abajo.

Creo que nunca lo he mencionado aquí, pero he estado diagnosticada con artritis reumatoide desde 2020. Para quien no lo sepa, la artritis reumatoide se puede resumir como “una enfermedad donde tu sistema inmunológico ataca a tus propias articulaciones”. Si bien es un padecimiento incurable, es posible mantenerlo bajo control mediante medicación y un buen cuidado corporal: alimentarse sanamente, dormir bien, etcétera.

El problema es que uno de esos cuidados especiales que debo darme para mantener bajo control la artritis es no forzar mucho mis manos. Piénsenlo: estoy estudiando una carrera que gira en torno a hacer dibujo tras dibujo durante horas sin descanso, estoy trabajando en una labor de limpieza donde debo barrer, trapear y lavar, estoy manejando un blog donde mis publicaciones suelen tener un largo mínimo de 10 cuartillas.

Anteriormente, cuando la carrera se enfocaba sólo en Diseño Gráfico y mi trabajo duraba 4 horas, yo era capaz de darle reposo a mis articulaciones durante unas horas cada semana. Pero desde que mi trabajo aumentó a 5 horas (en agosto de 2023) y mi carrera añadió las materias de Animación (en septiembre de 2023), he perdido ese lujo.
En diciembre del año pasado, tuve un proyecto escolar de animación que me dejó con las manos casi inmóviles del dolor. Luego, en febrero de este año, tuve un “pico de actividad” (o sea, un alzamiento súbito y muy potente de los síntomas de la artritis) que me dejó incapacitada del todo durante una semana. Ahora, en la última consulta con mi internista reumatológico, me han recetado un aumento en la variedad y en la dosis de medicamento que consumo.

Es claro que mi actual rutina de trabajo manual, estudio manual y blogueo manual no ayuda a que mi artritis se mantenga bajo control.

En septiembre del presente año 2024, no sólo estaré iniciando mi séptimo cuatrimestre, sino que también deberé dar comienzo a mi servicio social: un periodo en que debo poner a prueba mis conocimientos académicos en un trabajo real. El servicio social es un requisito obligatorio para cualquier persona que persiga un título universitario, así que no hay modo de evadirlo.

El mínimo de horas de servicio que tengo que realizar es de 480. Considerando mi rutina, donde deberé conjugar labores del hogar, escuela, blog y servicio, ese mínimo de 480 horas se traducirá en un mínimo de 20 semanas donde trabaje 5 horas al día.
Tengo la sospecha de que mi servicio durará seis meses.

¿Qué significarán esos seis meses de servicio social para Título en Proceso, y para mi salud física donde mis manos estarán bajo mayor presión? No estoy segura, y es de ahí que sale el encabezado de esta publicación de aniversario.

Cuando dije en el encabezado “¿Tirando la toalla? Ya veremos…”, no estaba exagerando. Entre la artritis empeorando y el servicio social a la vuelta de la esquina, no sé qué vaya a ser de Título en Proceso durante el próximo año. Se vienen tiempos inciertos en mi vida, donde no sé si un pasatiempo como este blog seguirá teniendo tanta prioridad en mi rutina.

No obstante, el riesgo de que Título en Proceso quede abandonado durante un año no significa que vaya a quedar abandonado para siempre.

Gracias a todo lo que he probado durante los últimos años por medio de la carrera, he descubierto que mi gusto por redactar publicaciones podría ser más que un pasatiempo. Varios profesores me han dicho que los ensayos, resúmenes y otras tareas escritas que hago tienen una buena calidad. También, al comprobar que realmente no soy una buena dibujante, pero que sí amo escribir historias, estoy sospechando que tal vez me dedique al guionismo en vez de la animación cuando me gradúe.

Y si la escritura realmente se vuelve mi rumbo de vida, con el que subsistiré en el futuro, creo que Título en Proceso se podría volver más que un simple blog de pasatiempo. Así, tras todo este contexto, es momento de que les desglose mis actualizaciones para el próximo periodo de junio de 2024 a julio de 2025.

PRIMERA ACTUALIZACIÓN: La agenda de publicaciones

Si prestan atención al archivo de este blog, notarán que siempre intento publicar algo al menos una vez al mes. No me gusta dejar hiatos de más de cuatro semanas, pero a veces he tenido que hacer periodos de abandono de hasta siete.

Con el servicio acercándose y las tareas de Animación intensificándose, ya no puedo prometer que me mantendré publicando una vez al mes. Intentaré usar los Quick Shots/las publicaciones rápidas que inicié el año pasado para evitar la muerte de Título en Proceso, pero repito: no puedo confirmar nada aún. En caso de que vaya a necesitar un hiato de 12 meses, no duden que lo avisaré.

SEGUNDA ACTUALIZACIÓN: Desacelerando un poco

En mi publicación especial del primer aniversario, admito que mordí mucho más de lo que podía masticar. Prometí toda clase de contenido nuevo, olvidando por completo que mis materias escolares obviamente iban a crecer, y desconociendo que mi horario de trabajo iba a alargarse. Prometí hacer reescrituras de películas y series enteras, publicar fanarts, redactar publicaciones cortas frecuentes, hacer reviews de episodios específicos de mis series favoritas, y hasta abrir cuentas nuevas de Título en Proceso en otras redes sociales.

Como podrán inferir, no pude concretar la mitad de esas promesas, y con lo que me espera durante el próximo año, muy posiblemente nunca las concretaré.

Por ahora, sólo aviso que las nuevas cuentas en otras redes no serán realizadas, porque el tiempo necesario para administrarlas todas sería una carga extra que no puedo manejar por ahora. Los fanarts tampoco llegarán, pues como ya mencioné, quiero trasladarme desde las artes gráficas/visuales hacia las escritas.
Los Quick Shots se mantendrán vivos ocasionalmente; las reviews de episodios individuales aparecerán de vez en cuando; y las reescrituras posiblemente no vuelvan hasta que me haya graduado, por ser publicaciones demasiado extensas y exigentes de planear.

En pocas palabras, vamos a desacelerar un poco aquí en Título en Proceso, ambicionando en un nivel más sano para mi vida actual.

TERCERA ACTUALIZACIÓN: ¿Qué pasó con el rewrite de Viajes Pokémon?

Hablando de los rewrites y de cómo son muy extensos y exigentes de planear, supongo que les debo a todos una explicación acerca del rewrite más reciente que prometí y que nunca cumplí: el de la Serie Viajes Pokémon. Para quienes todavía lo estén esperando, descuiden: no lo he cancelado. Sólo le estoy dando el cuidado que se merece.

Este es un rewrite muy especial al que le estoy dedicando mucho esfuerzo de investigación. Al ser la serie donde nos despedimos de Ash, Pikachu y el Equipo Rocket, la Serie Viajes tiene un valor incalculable que no me puedo tomar a la ligera. Por ello, entre revisiones a episodios importantes, análisis a personajes icónicos, y estudios a los elementos de los videojuegos que nunca tuvieron la adecuada atención, la fase de planeación de este rewrite se ha vuelto una tarea titánica.

De las tres temporadas que abarca la Serie Viajes, ya he terminado de redactar las primeras dos. En estos momentos del proceso, me encuentro planificando el cierre a las historias de Jessie, James y Meowth. Cuando termine, voy a comenzar con el mini-cierre a los arcos de Goh y Chloe; y después de ello, me pondré a rediseñar el sistema de eliminatorias para el Torneo de los Ocho Maestros.

Así, como podrán notar, el rewrite a Viajes Pokémon sigue vivo, pero como también se encuentra en las etapas más difíciles de la redacción, todavía falta mucho para que salga. Si a eso le sumamos la revisión que siempre hago al final y la búsqueda de las imágenes ideales, ya se podrán imaginar que no será un proyecto que saldrá a la luz este año. Sean pacientes, ávidos lectores: tal vez sea a paso de caracol, pero el rewrite de la Serie Viajes Pokémon se está acercando.

CUARTA ACTUALIZACIÓN: Cero dibujos, todo escritura

En una sección anterior, he dicho que los fanarts que había prometido para Título en Proceso jamás llegarán. Además del deseo de desacelerar mis ambiciones y de cuidar la salud de mis manos, hay otra razón para que haya tomado esta decisión.

Si leyeron mi aviso especial del primer aniversario, tal vez recuerden que mencioné que “ya no quería seguir huyendo del dibujo porque, al final, mi vida laboral iba a depender del dibujo”. No obstante, ahora que la vida me está dando indicios de que mi futuro dependerá más bien de la escritura, tal vez esta práctica “obligatoria” de dibujo ya no vaya a ser “obligatoria”.

Además, y de forma un tanto irónica, resulta que casi ni he tenido tiempo de dibujar durante esta carrera. Las tareas y los proyectos se han tratado, en el 90% de las veces, de escribir ensayos, diseñar organizadores gráficos, o editar videos. Casi no he podido practicar dibujo.

Entonces, como casi no he practicado dibujo en la escuela, mis pocas habilidades están más que oxidadas, y estando en esa situación, ni de chiste voy a ponerme a publicar mis feos rayones. Si bien no dejaré de dibujar para entretenerme, el hecho de que ya no me lo tomaré tan en serio significará que lo que haga no estará al nivel de los altos estándares del Internet.

Supongo que, tras semejante lista de actualizaciones, varios de ustedes creerán que la historia de Título en Proceso está llegando a su fin. Sin embargo, debo aclararles que no es así. Es verdad que vamos a desacelerar mucho el ritmo por aquí durante un año, pero eso no significa que vaya a cerrar este humilde blog.

Para mí, Título en Proceso se ha vuelto un lindo refugio mental y un agradable sitio de relajamiento, así que incluso si ya no escribiré tanto como antes, no pienso tirar la toalla así nada más. Ahora que entraré en el último tirón de la carrera universitaria, y que una de las etapas más importantes de mi vida dará comienzo, debo poner en orden mis prioridades. Debo darme un tiempo para ensamblar mi futuro, pero el lograr darle un hueco a Título en Proceso en ese ensamblaje no será algo instantáneo.

Por eso, el encabezado de esta actualización dicta “¿Tirando la toalla? Ya veremos…”: porque, honestamente, nada es certero aún. Por mi parte, solo queda seguir adelante con la vida. Ver qué cosas debo cambiar y qué cosas puedo conservar. Mi deseo es que Título en Proceso siga vivo por muchos años más, pero como dice en el encabezado, ya veremos

Es con esto que me despido, queridos lectores. ¡Hasta la próxima, cuídense mucho, sean responsables, y no le teman al cambio!

domingo, 19 de mayo de 2024

La trilogía de Cecil la Tortuga: siempre hay más de un modo de hacer comedia. [Parte 3 de 3]

Fandom: Looney Tunes.
Nivel de conocimiento previo requerido: Bajo o nulo.
Tiempo estimado de lectura: 13 minutos.
[Link a la parte anterior]

TERCERA PARADA: “Rabbit Transit” (1947, dirigido por Friz Freleng)

[Para ver este corto en inglés, hagan clic aquí] / [Para ver este corto en español, hagan clic aquí]

Estamos en el año 1947. El periodo de recuperación tras la Segunda Guerra Mundial está azotando a todo Estados Unidos, y el mundo de la animación no se salva de repercusiones. Con la economía apenas recuperando su balance, todos los estudios deben bajar la cantidad y la ambición de sus producciones, aferrándose sólo a lo que conocen sin perseguir demasiada innovación. Pero en Warner Bros. Animation, la recesión post-guerra no es lo único que mantiene limitadas las producciones.

Con Bob Clampett fuera del equipo de los Looney Tunes, hay un poco de incertidumbre respecto al rumbo que el trabajo tomará de aquí en adelante. Antes, Clampett era esa mente creativa que no dejaba de inspirar a los demás directores a salirse de lo convencional. Ahora, realmente no hay nadie generando ese nivel de agitación.
¿Chuck Jones? Todavía le falta un poco de trabajo para llegar a su época dorada. ¿Arthur Davis? Apenas está agarrándole el truco a esto de ser un director. ¿Robert McKimson? Honestamente, él nunca fue un verdadero innovador. ¿Friz Freleng? Bueno… el caso con Freleng es especial.

Friz Freleng era algo así como un “revolucionario silencioso”. A diferencia de Tex Avery en 1935-1941, Bob Clampett en 1937-1945, o Chuck Jones en 1948-1962, Friz Freleng no solía hacer mucho ruido con sus innovaciones.
Freleng era uno de los mayores veteranos que existían en el mundo de la animación estadounidense. Él fue parte del equipo original de la Walt Disney Company, iniciando labores en el lejano año de 1927. No cualquiera puede presumir que “fue parte del equipo original de Disney”, y entre el pequeño puñado de gente que puede presumirlo, estaba Friz Freleng.

Isadore "Friz" Freleng.

Habiendo formado parte de aquella primera generación de grandes animadores, Freleng tenía un muy buen instinto acerca de “qué tendrá éxito” y “qué va a fracasar”. Por ello, en vez de irse por la vía de los grandes revolucionarios probando ideas frescas a diestra y siniestra, Freleng prefería vivir las cosas con calma: limitarse a hacer lo más básico y efectivo, y sólo lanzar su poderío innovador cuando la situación lo permitía y lo requería. Freleng pasó tanto tiempo en el negocio de la animación que podía distinguir con claridad cuándo era un buen momento para revolucionar, y cuándo era más conveniente seguir la corriente.

Por eso, en estos momentos de 1947, cuando nadie más tenía ese instinto disruptivo a gran escala que caracterizaba a los Looney Tunes, Freleng decidió que era un buen momento para liberar su verdadero potencial creativo. Justo después de acabar el cortometraje “Tweety Pie” (el cual fue la primera aparición conjunta de Silvestre y Piolín, y resultó ganador de un Premio Oscar), Freleng decidió probar suertes con la tortuga de Avery, naciendo así la entrada final en la Trilogía de Cecil.

Cabe añadir que, para 1947, la situación con Bugs Bunny ya no era la misma que en entradas pasadas de la trilogía. Los años “formativos” del conejo ya habían terminado, así que ponerlo en historias donde se le viera tan estresado, enojado o desfavorecido se sentiría fuera de lugar. En estos años, el rol de Bugs Bunny como “una fuerza implacable e imperturbable” ya estaba más que establecido, ¿así que cómo iba a manejar Freleng las situaciones propias de un corto de Cecil?

Carta de título de Rabbit Transit.

“Rabbit Transit” comienza bajo un contexto totalmente distinto al de las dos partes anteriores de la trilogía, y presenta una versión de los personajes muy diferente a la encarnación de Avery y Clampett. En Rabbit Transit, nuestra historia inicia en una sauna en vez del bosque, y presenta a Bugs y Cecil conociéndose por primera vez (similar a cómo Piolín y Silvestre “se conocen por primera vez” en cada uno de sus cortos) en vez de seguir la rivalidad ya establecida antes. A simple vista, podría parecer que Freleng está reseteando la relación entre Bugs y Cecil sólo porque sí. No obstante, hay razones detrás de esta decisión.

Primero, está el hecho de que en 1947 ya no podías jugar tanto con la personalidad de Bugs como en 1941-1943, así que ponerlo en un contexto donde su odio por Cecil fuese constante, intenso y con un largo historial ya no resonaría con el arquetipo del personaje que la audiencia amaba en ese momento. Luego, tenemos que recordar que Freleng era su propio artista, con un estilo desconectado al de Avery y su pupilo, así que si Freleng intentaba copiar sus narrativas, lo más probable es que no hubiese dado en el clavo de manera perfecta. Entonces, sabiendo que las épocas y el rumbo creativo han cambiado, creo que podemos entender por qué la parte final de la Trilogía de Cecil se siente un poco desconectada de las partes anteriores.

Así, este corto nos presenta a Bugs Bunny leyendo un libro de fábulas mientras se da un baño de vapor, sólo para toparse con la desagradable sorpresa de que, al final de la fábula de La Tortuga y La Liebre, la tortuga termina ganando. Mientras nuestro protagonista reacciona con un breve coraje (porque recuerden: Bugs Bunny ya no puede ser visto estresado por mucho tiempo), otro personaje en la sauna le cuenta que realmente es posible que una tortuga venza a una liebre. Este personaje es, obviamente, Cecil Tortuga, quien tras un pequeño roce contra Bugs, decide retarlo a una carrera para probar su punto.

Bugs y Cecil acordando una nueva carrera, esta vez, como si este fuese su primer encuentro en la historia.

Como podrán ver, la relación entre el conejo y la tortuga está mucho más diluida y suavizada en Rabbit Transit. Incluso si nuestro protagonista todavía siente animosidad por su rival, definitivamente no es el mismo nivel de animosidad que vimos en Tortoise Beats Hare o Tortoise Wins by a Hare. También, Cecil no se siente tan superior a Bugs en esta tercera parte de la trilogía. La tortuga sigue siendo superior, pero sólo por un pequeño margen; como si hubiesen bajado un poquito el nivel de Cecil y subido un poquito el nivel de Bugs.

Nuestros dos competidores se preparan para competir, prometiendo ser honorables y no hacer trampa… sólo para que, menos de un minuto después, ambos empiecen a apilar triquiñuela tras triquiñuela. Y cuando dije que Cecil ya no es tan aplastantemente superior como antes, lo dije en serio, pues en esta ocasión, Bugs logra descubrir su primer plan para ganar la carrera, quitándole unos patines y otros medios de transporte que llevaba ocultos en el caparazón.

Es una lástima que Bugs no haya descubierto su segundo plan…

Y es que resulta que el nuevo truco universal que Cecil usará para destruir las ilusiones del conejo sigue estando oculto en su caparazón: un motor que le permite correr a una velocidad sólo posible en caricaturas. Gracias a este motor, Cecil es capaz de recorrer en menos de un minuto la distancia acordada para la carrera: desde su locación actual en algún lado del oeste estadounidense hasta Grant's Tomb (Manhattan, NY)Y sí: eso significa que, en esta ocasión, Bugs y Cecil cruzarán el país entero de Estados Unidos, desde el extremo oeste hasta el extremo noreste. Es un reto mucho mayor al que vimos en partes anteriores a la trilogía, donde la carrera tenía a lo mucho 1km de longitud, pero este nivel de exageraciones caricaturescas (tanto en la longitud del recorrido como en la velocidad de Cecil) son parte del estilo humorístico de Freleng.

Cecil mostrándole a la audiencia el motor dentro de su caparazón.

En fin: ante la sorprendente velocidad de Cecil, Bugs intenta una serie de trampas más pequeñas, de forma muy similar a lo ocurrido en la primera parte de la trilogía. Por ejemplo, aquí Bugs arranca su avance antes de tiempo, se envía a sí mismo por correo para cortar la mitad del camino, y le quita el caparazón a Cecil para estropear su motor.
No obstante, y de forma opuesta a las partes dirigidas por Avery y Clampett, las trampas de Bugs sí le permiten conseguir pequeñas victorias ante Cecil. Esos breves avances que el conejo logra hacer obligan a Cecil a tomarse más en serio la competición, incitándolo a él también comenzar a apilar unos cuantos trucos pequeños encima de su truco principal.

Un ejemplo de Bugs consiguiendo una pequeña ventaja sobre Cecil. Gracias a su capazón motorizado, Cecil ha logrado llegar al punto medio de la carrera, en Miami.

 

Mientras se relaja un poco en la playa, Cecil recibe un regalo.

 

Al abrir el regalo…


…Bugs sale de él, sorprendiendo a Cecil lo suficiente como para tomar una pequeña delantera, y forzándolo a tomar más en serio la carrera a partir de este punto.

A eso me refería cuando, en párrafos anteriores, mencioné que Rabbit Transit presenta una versión más “pareja” de la rivalidad entre Bugs y Cecil.
Es claro que Freleng sabía que poner a un Bugs Bunny completamente vulnerable en un corto de 1947 no luciría bien. Pero al mismo tiempo, poner al usual Bugs Bunny invulnerable tampoco sería correcto porque eso arruinaría la magia de Cecil. Entonces, si la balanza no puede inclinarse demasiado a favor de nadie en particular, la única opción que queda es generar un balance.

Para lograr ese balance, lo único que Freleng necesita es hacer un solo cambio en la fórmula original de Avery y Clampett: no dejar que Bugs se quede atascado en su estupefacción. Con tan solo ese cambio, el maestro de maestros hace un cambio de balance entre ambos personajes.
En Tortoise Beats Hare, Bugs nunca logra salir de su estado de shock, y eso le acaba costando la carrera. En Tortoise Wins by a Hare, Bugs nunca se quita el disfraz de tortuga porque cree que ahí está a clave para ganar, y eso le acaba costando la carrera. Pero aquí en Rabbit Transit, Bugs sólo se atasca en su coraje por unos segundos, e inmediatamente después reacciona para lanzar un contraataque preciso. De igual modo, Cecil responde a los contraataques del conejo con sus propios contra-contraataques, generando una competencia genuina por ver quién es el mejor diablillo. Es como ver una competencia entre dos Bugs Bunnys; y es ahí donde radica la magia de la interpretación de Freleng.

Otro ejemplo de Bugs dándole pelea a Cecil. Mientras la tortuga habla con la audiencia sobre lo inteligente que es,…

 

…descubrimos que Bugs está montado sobre él asando salchichas;…

 

…y bajo la excusa de que “un buen boy scout siempre se asegura de apagar bien sus fogatas”, le echa agua al motor de Cecil para apagarlo.


Para rematar, Bugs le echa la cubeta a la cabeza de Cecil…


…marchándose de un brinco y dejado aturdido a Cecil por unos segundos.

Así, el conejo y la tortuga se enzarzan en un pequeño back-and-forth de tramposos, ya no sólo para ver quién gana la carrera, sino por ver quién es el más ingenioso con sus trucos. Llegamos a la recta final, con Cecil teniendo una considerable ventaja por sobre Bugs gracias a su caparazón con motor de jet. Parece que la tortuga se llevará un marcador perfecto de 3-0 en la trilogía…

Pero entonces, Cecil decide apagar su motor cuando ve a Bugs acercándose, permitiendo al conejo adelantarse en el tramo final y, finalmente, ganar su primera carrera. Bugs nunca se detiene a reflexionar por qué su rival tiraría la toalla de semejante modo, y se concentra sólo en recuperar el aliento y disfrutar de su primer triunfo en esta trilogía entera. Cecil tampoco luce molesto por haber perdido, limitándose sólo a elogiar la velocidad que el conejo alcanzó al llegar al tramo final de Manhattan.

Mientras Bugs recupera el aliento y se alegra de haber ganado, Cecil llega a la meta y elogia la velocidad de su rival.

Cegado por el orgullo, Bugs exclama cómo está seguro de que corrió a una velocidad mínima de 100 millas por hora (o 161km/h)… y no nota la señal frente a él que dice que el límite de velocidad en ese camino es de 30 millas por hora (48km/h). Creo que ahora sabemos por qué Cecil apagó su motor en el tramo final… En cuanto a Bugs, gracias a que admitió en voz alta y con orgullo su despliegue de velocidad, un par de policías no tardan en restringirlo. El conejo ha ganado la carrera, ¿pero a qué costo?

Bugs siendo arrestado por exceso de velocidad, mientras él intenta zafarse para darle una tunda a Cecil por el engaño.

Con esta victoria pírrica de Bugs Bunny y unas palabras finales de parte de Cecil, este cortometraje y la trilogía entera llegan a su final.

 

CONCLUSIÓN

La Trilogía de Cecil es una parte bastante especial del catálogo entero de cortos clásicos de los Looney Tunes. Es una prueba de que el mismo personaje puede ser tratado de formas diferentes dependiendo del autor, y eso no es malo. También es el origen de uno de los personajes secundarios más apreciados en el fandom de esta franquicia. Es divertido analizar cómo estos tres cortometrajes, que en conjunto no suman ni media hora de contenido, guardan tanta información sobre qué hace tan único el estilo humorístico de cada director: el revolucionario pero calculador Tex Avery, el alocado y brutal Bob Clampett, y el experimentado maestro Friz Freleng. Cada parada en la Trilogía de Cecil es única, pero al mismo tiempo, es más consistente de lo que parece.

Aquí en Título en Proceso, me gusta hablar de lore profundo y extenso. Sin embargo, a veces me siento con humor para relajarme un poco y alejarme de los análisis densos. Cuando eso pasa, los Looney Tunes son mi zona de confort. Los LT no necesitan ser ultra complicados para entretenerte. Sus personajes pueden ser descritos con una sola frase, y lo mismo pasa con sus tramas.

Un argumento tal como “una versión fracturada de la fábula de La Tortuga y La Liebre” es simple y sencillo, lo que permite que cada director le dé su propio toque sin que las tres partes de la trilogía se sientan desconectadas. Lo mismo pasa con Cecil, quien puede ser descrito solamente como “una tortuga que, a pesar de su porte tan soporífero, es más astuto que Bugs Bunny”: una descripción tan general que cada director puede usarla a su propio modo sin arruinar el espíritu que caracteriza al personaje.

Incluso en épocas modernas, en un mundo donde Avery, Clampett y Freleng tristemente ya no están con nosotros, estas generalidades siguen usándose para crear nuevas animaciones de Cecil; todas con su propio giro, pero todavía sintiéndose conectadas con lo que vimos en la década de los 1940s. El estilo humorístico cambia, pero eso no significa que se vuelva malo.
Pensemos en la encarnación de Cecil en El Show de los Looney Tunes (¿recuerdan que hablamos de esa serie al inicio de esta serie de publicaciones?), donde directamente es un estafador y un criminal. O recordemos su encarnación de Looney Tunes Cartoons, donde sus habilidades de caricatura son llevadas a un nivel incluso mayor que en la Era Clásica.

Si bien yo podría haber limitado mi análisis de la Trilogía de Cecil a sólo describir qué ocurre en cada corto, me pareció mucho más atractiva la idea de usarlo como una demostración de cierto principio audiovisual que muchas veces olvidamos: no podemos esperar que dos personas tengan el mismo estilo artístico, ni mucho menos podemos permitirnos creer que “distinto” es sinónimo de “baja calidad”.
Aunque es posible que un artista copie a otro, muchas veces la copia será inferior a la original por el simple hecho de que el copista no estará expresando su verdadero talento. Está bien copiar cuando eres un novato aprendiendo cómo hacer un trabajo, pero a la hora de hacer algo serio (como una animación), lo mejor que puedes hacer es seguir tus instintos para moldear el espíritu de la obra original a tu modo. Si eres un verdadero artista, descubrirás que lograste hacer una mezcla perfecta entre tu estilo personal y el espíritu original de la obra.

Y con eso, hemos terminado una serie de publicaciones más. Tal y como verán en mi publicación de aniversario, grandes cambios se vienen a la agenda de este pequeño blog. Intentaré adelantar un poco de mi próxima serie de publicaciones antes de que terminen mis vacaciones, pero como comprenderán cuando lean esa publicación de aniversario, puede que eso nos tome unos cuantos meses. ¡Hasta entonces, queridos lectores, no olviden ser creativos y celebrar su propio estilo!