Fandom: Looney Tunes.
Nivel de conocimiento previo requerido:
Bajo o nulo.
Tiempo estimado de lectura: 12 minutos.
[Link a la parte siguiente]
En el año 2011, Warner Bros. Animation presentó al mundo la serie animada “El Show de los Looney Tunes”: una nueva serie cuyo estilo humorístico se apartaba mucho de cualquier otra cosa que se haya visto en los Looney Tunes. En aquel entonces, El Show de los Looney Tunes fue recibido con cierta apatía por parte del fandom más veterano de la franquicia, sintiendo que la clase de humor manejado no encajaba con lo que se había visto durante los últimos 70 años. Sin embargo, al pasar el tiempo, la gente se dio cuenta de que El Show de los Looney Tunes no era tan malo, y que “un humor distinto al tradicional” no es lo mismo que “un humor malo”.
Personalmente, nunca entendí por qué la
controversia de El Show de los Looney
Tunes siquiera llegó a existir. En aquel entonces, la gente se quejaba de que “la comedia no se sentía igual”… ignorando el hecho de que, si
somos sinceros, la comedia de los Looney
Tunes NUNCA fue igual, ni siquiera
durante la Era Clásica.
Entre el humor melódico de los 1930s,
el humor caótico de los 1940s, el humor verbal de los 1950s, y el humor de bajo presupuesto de los 1960s,
los Looney Tunes no son precisamente una
franquicia con un estilo consistente. E incluso si nos fijamos en una sola
década, veremos que cada lustro se caracterizaba por algo distinto, y que cada director hacía lo que se le daba
la gana. Si algo era gracioso, con eso bastaba para ser considerado “bueno”.
Los cinco directores más famosos de la Era Clásica de los Looney Tunes, junto al actor de voz Mel Blanc y el compositor Carl Stalling. |
En la Era Clásica de los Looney Tunes, existen unas cuantas trilogías: miniseries de cortometrajes entrelazados por una temática en común, pero lo suficientemente episódicos como para que no te extravíes si sólo vez una de las tres partes. Tenemos, por ejemplo, la Trilogía de Tashlin, la Trilogía del Terror, la Trilogía de Cacería, o la que nos concierne en esta ocasión: la Trilogía de Cecil.
Arte oficial de Cecil para el videojuego “Looney Tunes: World of Mayhem”. |
La Trilogía de Cecil es, en mi opinión, la trilogía más particular en la Era Clásica de los Looney Tunes. ¿Por qué? Porque sus tres cortometrajes están dirigidos cada uno por una persona distinta, con al menos dos años de separación entre cada lanzamiento, y con estilos humorísticos muy distintos. Casi se podría decir que el único motivo por el que podemos agrupar estos tres cortos es debido a la presencia de Cecil.
Si llegaron a
leer mi serie de publicaciones sobre los personajes insignia de los Looney Tunes,
tal vez hayan notado el énfasis que le di a cada director de la franquicia,
resaltando sus cualidades individuales y los toques personales que les daban a
sus creaciones. Es gracias a ese factor
tan propio que me atrevo a decir que los Looney Tunes nunca fueron muy
consistentes a la hora de utilizar su humor.
Y es así, queridos lectores, que en esta serie de publicaciones daremos un
recorrido por la variopinta Trilogía de Cecil la Tortuga,
explorando las características únicas y diferentes que cada cortometraje tuvo,
y el cómo éstas reflejan el estilo particular de sus directores a lo largo de
los años. Sin más que añadir, ¡iniciemos!
PRIMERA PARADA: “Tortoise Beats Hare” (1941, dirigido por Tex Avery)
[Para ver este corto en inglés, hagan clic aquí] / [Para ver este corto en español, hagan clic aquí]
Estamos en el año 1941. Bugs Bunny no lleva ni un año de haber nacido y ya es una sensación en las salas de cine; con apenas dos apariciones en pantalla, que juntas no suman ni 20 minutos de existencia, es claro que el conejo ha venido para quedarse.
Sin embargo, ahora que una estrella ha nacido, queda pendiente descubrir qué tipo de estrella es. ¿Qué clase de roles encajan con Bugs Bunny? ¿Qué actitudes se le pueden dar? ¿En qué clase de historias se le puede poner? Es lógico descubrir que el primer hombre en darnos esas respuestas sería el mismísimo padre del personaje.
Desde que Tex Avery se sentó en la silla de director por primera vez en 1935, los Looney Tunes generaron una revolución en el mundo de la comedia animada. El reino de las sinfonías que Disney fundó se vio confrontado por el reino de la locura de Avery, dando inicio a una guerra por ver quién hacía reír más a la audiencia. Y si bien podemos decir que la verdadera época dorada de Avery inició justo después de abandonar al equipo de los Looney Tunes, no podemos omitir estos años formativos de 1935 a 1941, donde el texano aprendió a trotar para después volar en MGM.
Frederick “Tex” Avery. |
“Tortoise Beats Hare” es el tercer cortometraje en la historia de Bugs Bunny, y presenta una cara del personaje que casi nunca solemos presenciar. Al ser estos los años formativos del conejo, todo puede pasar; y con Avery haciendo sus pequeños experimentos, realmente es increíble analizar la facilidad con la que este genio de genios creó al rival perfecto para su personaje perfecto.
…
Ya desde el comienzo del cortometraje, Avery nos frota en la cara su estilo disruptivo por medio de un Bugs Bunny que se atraviesa en la carta de título, descubriendo, al mismo tiempo que la audiencia, de qué va a tratar esta aventura animada de 8 minutos. Puede que hoy en día esto no sea nada raro: las rupturas a la cuarta pared son un estándar en la comedia moderna. Pero recuerden: estamos hablando de la década de los 40s, donde el concepto de “la cuarta pared” apenas se estaba descubriendo en el mundo de las caricaturas.
En esta publicación, las capturas en pantalla del cortometraje provienen de “Eliza’s Review Blog”. Para ella son los créditos de las imágenes que verán en esta primera parte de la trilogía. |
Otro detalle muy importante que podemos resaltar en esta escena introductoria es la personalidad de Bugs. Cuando Avery le dio forma al personaje, su visión original era la de alguien increíblemente tranquilo, al menos si lo comparamos con la versión más conocida y actual del personaje. Avery veía a Bugs como un tipo relativamente normal y calmado; la dificultad para alterarlo nacía de que, para él, la vida venía y se iba. Las cosas pasaban y ya. Si nadie se le ponía enfrente, él no se le ponía enfrente a nadie…
…pero cuando alguien SÍ se le ponía enfrente, su actitud daría un giro de 180° y se volvería explosiva.
Tras leer el título del corto, Bugs escupe su zanahoria… |
…y se queja ante la audiencia por la implicación de que va a perder. |
Tras leer que el título de este cortometraje es literalmente “La Tortuga Vence a la Liebre”, la despreocupada caminata del conejo se transforma en una exagerada reacción de incredulidad. Bugs se pone a gritar lo estúpida que suena la idea de que una simple tortuga lo derrote, y hasta se queja de lo tontos que deben de ser los artistas en la carta de título detrás de él si creen que el gran Bugs Bunny será vencido por una tortuga. De hecho, el conejo está tan irritado que decide NO esperar a que el corto inicie por sí solo, y prefiere ROMPER LA CARTA DE TÍTULO PARA METERSE A SÍ MISMO A LA FUERZA EN LA ESCENA EN LA QUE CONOCERÁ A LA TORTUGA. De nuevo, esta es una demostración perfecta del estilo humorístico rebelde y disruptivo de Tex Avery.
Bugs rompiendo la carta de título para acceder de inmediato a la escena en que conocerá a Cecil. |
Así, nuestro protagonista conoce a quien se volverá su mayor rival durante los próximos 83 años y contando: Cecil la Tortuga. Y si creen que Bugs es un tipo controlado y despreocupado, entonces Cecil les parecerá eso mismo a la décima potencia. Cecil luce como un alma soporífera… a primera vista.
Cecil y Bugs viéndose las caras por primera vez. |
Y es que, incluso si Avery se especializa en lo rebelde y disruptivo, la sutileza también es uno de sus aliados más preciados. Si Cecil luce soporífero a primera vista, es porque él quiere lucir soporífero, pero en realidad es bastante astuto.
Para comprobarlo,
tan solo basta con notar que, en esta primera conversación entre ambos
personajes, Cecil no sale perdiendo ni
en lo más mínimo ante los insultos de Bugs. Primero, el conejo lanza gritos
mirando hacia el frente, no notando que Cecil mide la mitad que él, y así enviando su mensaje al lugar equivocado.
Luego, cuando Bugs intenta levantar a Cecil para zarandearlo, Cecil simplemente se desliza fuera de su
caparazón, de modo que el conejo le grita a una carcaza vacía. Por último,
cuando Bugs intenta inferiorizar a Cecil en su cara, un simple “No” por parte de la tortuga basta para tumbarle el argumento
al conejo.
Nuestro protagonista no lo nota por estar cegado de coraje, pero Cecil ha
estado esquivando todas sus provocaciones sin
siquiera esforzarse, lo que es un modo sutil de expresar quién es el
personaje superior aquí.
De este modo, Bugs acaba apostando accidentalmente 10 dólares a que puede vencer a Cecil en una carrera. Tal vez 10 dólares no suenen como mucho, pero recuerden que esto es 1941. Si calculamos la inflación del dólar durante los últimos 83 años, descubriremos que la apuesta que el conejo y la tortuga han hecho es de $213USD: una cifra mucho más amenazante.
Así, la pequeña
carrera da inicio; y del mismo modo en que transcurre la fábula de “La Tortuga y la Liebre”, Bugs Bunny da
un arranque veloz que deja a Cecil muy atrás. Y ojo: no he mencionado esa clásica fábula de Esopo sólo porque sí.
Otra de las grandes revoluciones que Avery alzó en el mundo de la animación es
el tropo de “el cuento de hadas
fracturado”: un tipo de trama donde se toma una historia clásica y sus
elementos se retuercen en sobremanera para formar una parodia. En “Tortoise
Beats Hare”, Avery fractura la fábula de La Tortuga y la Liebre, siendo esta una de las muchas ocasiones en las que el director texano trabajó con este
concepto. Otras obras con las que Avery introdujo al mundo el concepto de los
cuentos fracturados incluyen (pero no se limitan) a:
- “Little Red Walking Hood” (1937), fractura de La Caperucita Roja.
-
“Cinderella Meets Fella” (1938), fractura de La Cenicienta.
-
“Johnny Smith and Poker-Huntas” (1938), fractura de la historia de Pocahontas.
-
“The Bear's Tale” (1940), fractura de Ricitos de Oro y los Tres Osos, mezclada con elementos de La Caperucita Roja.
-
“A Gander at Mother Goose” (1940), una colección de mini fracturas de
nueve fábulas.
-
“Of Fox and Hounds” (1940), fractura de la novela de El Zorro y el Sabueso…
…y un largo etcétera.
En la fábula
original de La Tortuga y la Liebre,
la tortuga logra vencer a la liebre debido a que esta última se confía de más,
deteniendo su progreso a propósito como burla al reptil. La tortuga se mantiene
como un personaje honrado,
perseverando incluso en la peor de las situaciones, y triunfando gracias a que la
liebre se dejó llevar por sus aspectos negativos.
En esta versión fracturada, Cecil es todo
menos “honrado”, y su victoria viene del hecho de que él es simplemente un
mejor tramposo que Bugs. Antes de que al conejo se le atraviese por la
mente la más mínima idea de usar algún truco sucio, Cecil ya tiene preparada y
lista una triquiñuela prácticamente imposible de anular.
Cecil llamando a otras tortugas para que le apoyen en su truco. |
Y es que Bugs tomó una insana delantera desde el arranque, de modo que ya no puede ver lo que sea que Cecil haga por todavía no alejarse ni tres metros de la línea de salida. Aprovechando que el conejo está a una distancia considerable, la tortuga decide desviarse del camino y llegar a una cabina telefónica a hacer una llamada. Así, Cecil contacta a otras nueve tortugas amigas suyas, y les pide que se coloquen en varios puntos del circuito de carreras, fingiendo que ellas son él para que Bugs crea que “Cecil” de algún modo se le está adelantando en diversos tramos.
Así, mientras Bugs corre con inocencia y tranquilidad, súbitamente se encuentra con “Cecil” (o más bien, con otra tortuga haciéndose pasar por Cecil) a medio camino.
Bugs, estando ya a un tercio del camino, se topa con “Cecil”, tardando unos segundos en razonar que es imposible que “Cecil” haya llegado tan lejos tan rápidamente como él. |
Al conejo le toma unos segundos, pero eventualmente sus neuronas hacen sinapsis y se dan cuenta de la incoherencia en este encuentro: ¿cómo diantres pudo “Cecil” avanzar tanto en la carrera? Por supuesto, “Cecil” responde manteniendo su semblante inocente y soporífero, multiplicando aún más lo inverosímil de la situación ante la perspectiva de Bugs. Esta es, de nuevo, una prueba del estilo humorístico de Tex Avery, donde hasta el personaje más tranquilo y predecible puede generar la reacción más intensa si se le coloca en el contexto perfecto.
Bugs intentando comprender cómo es que “Cecil” está pudiendo seguirle el ritmo. |
Ante la sorpresiva aparición de “Cecil” en el punto medio de la carrera, la reacción de Bugs es una mezcla de las tres reacciones que cualquier persona tendría ante una vivencia que no puede comprender: miedo, enojo, e incredulidad. Emociones totalmente humanas en un contexto exageradamente caricaturesco… y como ya es costumbre en los trabajos de Avery, es momento de quebrar poco a poco ese lado humano para caer en el caos total de los Looney Tunes.
Verán: hasta este punto, podríamos decir que todo lo que ha ocurrido en Tortoise Beats Hare es relativamente comprensible. Todos sabemos que Bugs es un sujeto tranquilo pero orgulloso, así que es comprensible que la premisa de “una tortuga cualquiera le gana” lo saque de sus casillas. Todos descubrimos, en los primeros minutos de este corto, que Cecil es más astuto de lo que aparenta, así que podemos comprender cómo funciona su simple pero efectiva trampa. Todos podemos entender y predecir lo que pasará en el resto del corto.
Y si todos podemos predecir el final, lo único que queda es hacer muy divertido el trayecto hacia ese final. ¿Cómo alcanza Tex Avery ese trayecto divertido? Del mejor modo que lo caracteriza: apilando chiste tras chiste, aumentando la intensidad poco a poco para transformar lo predecible en impredecible.
Para dejar claro
mi punto, necesito recalcar el hecho de que Cecil requiere UNA SOLA TRAMPA durante todo el corto para conseguir la victoria:
traer a otras nueve tortugas y colocarlas en distintos puntos de la carrera
para generar la ilusión de que está avanzando más rápidamente que Bugs. Ante los ojos de la audiencia, Cecil es
predecible, porque el mismo truco es usado nueve veces seguidas.
Pero del lado de Bugs, la credibilidad y predictibilidad se van yendo poco a poco. El conejo responde primero
con una pequeña trampa, lanzando el caparazón de Cecil en dirección contraria
para intentar forzarlo a retroceder. Luego, cuando eso no funciona, el conejo
crea una pista de obstáculos que parece sacada de un campo militar. Luego,
cuando eso tampoco funciona, el conejo corta el puente que lleva al tramo final
de la carrera.
Bugs bloqueando el camino para que Cecil no lo alcance… |
…sólo para toparse con que “Cecil” ya lo alcanzó. |
Con cada trampa fracasada y con cada aparición sorpresiva de “Cecil”, la reacción de Bugs escala en magnitud, llegando al punto de que el conejo corre por el tramo final como si su vida entera dependiese de ello. Bugs cruza la meta casi desmayándose por la falta de aliento, creyendo que su acelerón final le ha permitido alzarse con la victoria. Y es en este momento culmen de exageración de caricatura, con ese acelerón final, que Avery determina que ya fue suficiente, y que podemos volver a una narrativa más humana.
Bugs llegando, falto de aliento, a la línea de meta. |
Así, cuando Bugs cruza la meta creyendo que ya se ganó $213USD, el modo en que lo festeja es bastante creíble y humano. No hay brincos de alegría ni movimientos demasiado energéticos, pues recordemos que el conejo se quedó casi sin aliento con ese tirón final. En vez de eso, su festejo es una simple carcajada, con una respiración muy agitada pero también con una enorme carga de orgullo. Es una reacción realista, coherente y humana.
Bugs carcajeando, con un aliento muy pobre, tras su “victoria”. |
Tan realista, coherente y humana como la reacción inmediata del conejo al darse cuenta, una vez más, de que “Cecil” se le adelantó otra vez y llegó antes a la meta. Si bien nuestro protagonista sigue exasperado y confundido por la victoria de la tortuga, a estas alturas, ya ha agotado toda su energía. Su coraje, aunque igual de intenso, definitivamente no es tan explosivo como antes. De nuevo, el contraste entre lo inverosímil de la situación y los detalles humanos salpicados encima se vuelve la fórmula ganadora de Avery.
Si me lo
preguntan a mí, Tortoise Beats Hare
es uno de esos ejemplos perfectos del estilo de comedia de Tex Avery: es una mezcla perfecta donde la rebeldía y la
imposibilidad se sienten naturales, y la sutilidad y la tranquilidad se sienten
satisfactorias. Por un lado, los
personajes de Avery pueden actuar de forma tan normal y calmada como nosotros.
Por el otro, una pequeña provocación puede descarriar todo el asunto.
La comedia de Avery es repetitiva, trayendo de vuelta un mismo chiste una y
otra vez, pero el ritmo de todos los
sucesos a su alrededor logra enmascarar lo repetitivo de forma excelente.
Además, el hecho de que los personajes se sientan humanos les da un carisma potenciado, haciendo más fácil el
empatizar con sus reacciones. Tan solo vean las crecientes reacciones de Bugs
conforme el truco de Cecil se cuela en su mente: el balance entre exageración
caricaturizada y naturalidad humana es inmaculado.
Mientras Cecil pide que se le paguen sus respectivos 10 dólares, Bugs está al límite. |
En fin: a Cecil no le interesa la desesperación de
Bugs. A él sólo le interesan sus $10USD. De muy mala gana, pero de nuevo, demasiado
cansado física y mentalmente como para seguir peleando, el conejo se ve forzado
a pagar lo que apostó. Tras dar el dinero y desearle a Cecil que ojalá se
muera, un humillado Bugs Bunny se
marcha del lugar con una caminata reflexiva, intentando razonar cómo rayos esta tortuga cualquiera lo venció.
Es sólo entonces, una vez que el coraje
está despejándose de su mente, que a Bugs se le prende el foco: ¿Y si Cecil
le ganó porque le jugó una triquiñuela? La confirmación a sus sospechas llega
cuando el conejo se da la vuelta y ve a diez tortugas idénticas, cada una con uno de los diez dólares que
tuvo que pagar por la apuesta. Damas y caballeros, Bugs Bunny ha tenido su
primera derrota en la vida, a manos de Cecil la Tortuga.
Bugs topándose con las nueve tortugas que apoyaron a Cecil, cada una con un dólar en mano. |
…
La primera parte de la Trilogía de Cecil ha concluido, dejándonos una clara descripción del humor de Tex Avery antes de su salida del equipo de los Looney Tunes. La siguiente parte de la trilogía se lanzará cuando el genio texano ya haya sido reemplazado como cabeza del estudio. ¿Qué cambios podremos notar?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario